Perdona nuestros pecados • ADN


«Ante tanto pecado, quizás… lo mejor sea que utilicen el sacramento de la confesión para lograr el perdón de Dios y del Pueblo rionegrino», les pidió Alberto Weretilneck a los legisladores de la Alianza para el Desarrollo, al asumir su cargo de vicegobernador.

Aquel 10 de diciembre del 2011, el actual gobernador no podía imaginar la vigencia de sus palabras cargadas de fundamentalismo místico y religioso, pero aplicadas a los funcionarios de su gestión.

Ni en los sueños más fantasiosos imaginó quedar al frente del Ejecutivo -por el asesinato de Carlos Soria- como tampoco imaginó conducir un gobierno superado por los problemas y menos aún que Martín Soria, hijo del malogrado mandatario, lo califique reiteradamente de “delincuente y mentiroso”.

Aquel discurso pronunciado en la Legislatura fue premonitorio de su propia realidad. Les dijo a los radicales que «es probable que en cuatro años, muchos de ustedes, en lugar de mirar hacia adelante, estén dando explicaciones de lo que pasó para atrás». Hoy la justicia, además de las investigaciones que involucran a ex funcionarios, está ocupada en causas originadas en el gobierno de Weretilneck.

No ahorró en alegorías cuando definió que “la autoridad se construye sobre la base del ejemplo, del gobernador, del vicegobernador y de todos los que tengamos algún cargo de responsabilidad. El ejemplo parte de la moral, hay que hablar de la moral y de la ética en la función pública».

Cuesta resistirse a la evidencia del archivo y al valor de las palabras cuando se analizan a través del tiempo.

También un 4 de mayo del 2012, refiriéndose a las causas de sobresueldos, dijo: “que terminen todos procesados muestra a las claras como terminó el radicalismo en 28 años de gobierno como terminan los grandes imperios, los grandes ciclos políticos desgastados, con el rechazo de la gente, con pérdida de poder, con corrupción sistémica dentro del estado, sin políticas públicas…” y aclaró que “el Poder Judicial de Río Negro, ni el juez, ni el fiscal va a tener un llamado de este gobernador o de este gobierno ni a favor ni en contra de nadie, el que se equivoca paga, como paga cualquier hijo de vecino cuando se equivoca en la sociedad”.

A un dos años de aquellas declaraciones en Cipolletti, el gobierno no respeta los fallos de la Justicia, sus funcionarios cuestionan con dureza al juez Favio Igoldi y se niegan a la requisitoria judicial. Olvidan que este magistrado fue impulsado por el oficialismo en el Consejo de la Magistratura, con la anuencia del gobernador.

Ni el oráculo de Delfos hubiera vaticinado el futuro de Alberto Weretilneck, esclavo de sus palabras y prisionero de los errores de su gobierno.

Aquellos dichos ahora son aplicables a su administración que está cuestionada con irregularidades en el nombramiento de funcionarios “truchos” y otros procesados y un gobierno que perdió confianza y no cautivó al justicialismo, socio mayoritario del FpV. Nada se hizo en estos dos años y cinco meses de gestión de la prometida transformación de Río Negro y de conductas éticas en la función pública.

No sólo se trata de la pérdida de valor de aquel discurso moralizante, sino que además el gobierno no respeta las decisiones de la Justicia, cuando actúa ante presuntas irregularidades en el manejo de los dineros públicos. Igoldi se convirtió en una pesadilla.

Calificó como “absolutamente arbitrario y malintencionado” el fallo del juez que investiga los pagos de seguros de vida del ex gobernador Carlos Soria, y además defiende a los funcionarios procesados aclarando que “que no hay motivos para que los alcanzados por la medida judicial dejen de cumplir sus funciones en el Estado” y aquí vuelve a la memoria otra declaración de Weretilneck cuando dijo en Casa de Gobierno, antes tres periodistas: “en mi gobierno no habrá procesados”.

Un gesto de ética pública y coherencia con la pregonada moral sería actuar en consecuencia, para enviar un mensaje esperanzador al pueblo rionegrino.

Las conductas de los funcionarios enojados por el procesamiento del juez Favio Igoldi, tienen antecedentes en las conductas del Fiscal de Estado, Pablo Bergonzi y del ministro de Economía, Alejandro Palmieri, quienes no concurrieron a la indagatoria citada por el magistrado, amparándose en los fueros, por supuesta falta de garantías e imparcialidad. Sobre esto y de la intromisión del Poder Ejecutivo en la Justicia, nada dice el Poder Judicial, el Colegio de Magistrados, ni el Consejo de la Magistratura.

Fue improcedente tanta señal de rebeldía del poder político hacia la Justicia, donde tampoco está ausente la Legislatura que tendrá que resolver los pedidos de desafueros del Fiscal de Estado y del ministro de Economía y en esto vuelve a tener vigencia el archivo y recordar cuando el justicialismo pedía el desafuero de funcionarios radicales citados por la Justicia.

La nueva Legislatura

El presidente de la Legislatura, Ariel Rivero habilitaría nuevos bloques surgidos de escisiones interna de los partidos o alianzas surgidas de las elecciones del 2011. Sólo legalizará la realidad.

De esta manera quedaría el bloque oficialista FpV-albertista, el bloque Eva Perón- pichettista, el bloque de Facundo López y Matías Gómez Rica, el bloque de la Alianza Concertación para el Desarrollo, un bloque unipersonal que reclama Ana Piccinini, otro solicitado por Martín Doñate, que se llamaría “Néstor Kirchner” y al que podrían sumarse César Miguel y Silvia Horne, el bloque CC-ARI, el bloque del PPR y el bloque de Unidos por Río Negro.

Podría existir un total de nueve bloques legislativos, que significará un reordenamiento político de alianzas y acuerdos circunstanciales. En esto se debilita el gobierno que perdió la mayoría automática de los 30 legisladores del principio de la gestión del FpV. Primero fue el bloque “Eva Perón”, y ahora se independizan Piccinini y Doñate, eventualmente con Miguel y Horne, que comparten el espacio de Unidos y Organizados en Río Negro. De la bancada de la Alianza se fueron López y Gómez Rica.

El poder se pierde tan rápido como llega, con la misma velocidad e intolerancia. Dicen que las oportunidades no se van solas, se dejan ir y otros la aprovechan.
En esto la política es impiadosa y no perdona.

Sobre esta realidad debe estar pensando Miguel Pichetto, que será candidato a gobernador y así lo promocionan sus principales espadas.

Weretilneck, sin embargo se muestra pudoroso y cuando los hombres de su confianza como Pedro Pesatti y Luis Di Giácomo, confirman su candidatura los desmiente, en un gesto poco entendible y que deteriora a su dirigencia. Innecesario cuando todos saben que quiere ser candidato.

El gobernador cuenta con los datos de la encuestadora Eco, relevados a fines de abril y los primeros días de mayo, donde la gestión sigue bien ponderada, pero en retroceso y los porcentajes de intención de votos señalan un virtual empate en 20 puntos entre Weretilneck, Pichetto y Soria, una muestra cabal que el justicialismo se aleja de una posible postulación del gobernador y por el contrario pretende un candidato propio.

El gobierno siente el desgaste, que no puede adjudicarlo a la oposición política, ni siquiera al sector gremial, sino que acumula errores propios, desorganización, impericia, torpeza y falencias en los procedimientos administrativos.

Hubo doble percepción de haberes, abultados aumentos de sueldos en los organismos de control –que tuvieron que ser rectificados- peleas internas que derivaron en varios cambios de los hombres del gabinete, acusaciones mutuas entre el gobernador y el intendente de General Roca; cuestionamientos de jefes comunales como Bariloche, Ingeniero Jacobacci, San Antonio Oeste e incluso Cipolletti, sólo por nombrar algunos casos y una grave situación económica (ver informe de ADN).

El llamado caso Limardo es un claro ejemplo. Se designaron agentes públicos de manera irregular, por fuera de las reglamentaciones vigentes y cada acto contó con la firma de los responsables administrativos y políticos de las áreas involucradas.

Cruje la estructura del gobierno y Martín Soria agradecido, porque los errores del gobierno le brindan tribuna para criticar, conciente que ese camino le permite crecer políticamente.

Las próximas internas del PJ serán un anticipo de cómo se alinearán los sectores en cada unidad básica y en las listas de congresales. Viedma será un caso testigo y se trabaja en la posibilidad de confluir en una lista sectores de Pedro Pesatti y Juan Manuel Pichetto y enviar una señal a la sociedad que van por la conquista de la municipalidad de la capital rionegrina.

También hay un sector identificado con Martín Soria, que encabezan Gustavo Casas y Mario Sabatella, quien insiste en ser candidato a intendente. Ambos se reunieron el viernes con el ministro Randazzo, en esta ciudad.

Juan Manuel Pichetto trabaja en una convocatoria amplia y pretende erigirse en el candidato del consenso. Las encuestas, si bien favorecen al jefe comunal radical José Luis Foulkes, dan paridad en segundo término entre Pesatti y Pichetto, mientras que más atrasado aparece Matías Rulli, a quien se menciona como el candidato de Weretilneck.

La opinión de los viedmenses sobre el gobierno no es buena, aún transita en el pensamiento la ley de prescindibilidad, pero en el peronismo se piensa que la unidad de todos los sectores puede llevarlo a la conducción de la comuna capitalina.

Juan Manuel Pichetto sabe que si su padre accede a la gobernación, no podrá acompañarlo en el gabinete. El artículo 184 de la Constitución impide ser ministro a “los cónyuges ni los parientes dentro del segundo grado de consanguinidad o afinidad de quien ejerce la función de gobernador o vicegobernador”. Prefiere el desafío de ser intendente.

Mientras tanto el senador se alista, evita los enfrentamientos con Weretilneck y prefiere el diálogo. Trascendidos de su círculo íntimo señalan que quiere ser candidato con una amplia convocatoria a distintos sectores políticos, inclusive radicales: “Río Negro es muy grande y hay lugar para todos” les gusta decir.

No está lejos del pensamiento de Pichetto impulsar reformas a la Constitución, en temas como reelecciones, incluso se piensa en un solo mandato para el gobernador, y realizar cambios en los organismos de control.

Por su parte Martín Doñate anunció que presentará este año un proyecto de reforma constitucional, conversado incluso con el senador rionegrino.

El tema político a resolver en el gobierno del FpV, es el peronismo, que mayoritariamente toma distancia, es crítico de la administración Weretilneck y visualiza un gobernador justicialista para el 2015, sea Pichetto o Soria.

Hay desprendimientos, e incluso los sectores kirchneristas toman distancia y organizan para septiembre en el Alto Valle una reunión de Unidos y Organizados, donde estarán La Cámpora, el Movimiento Evita, el Peronismo Militante, el Movimiento Nacional y Popular, entre otros y agrupaciones no justicialistas, que comparten ese especio.

El motivo es debatir la posibilidad de participar en las PASO del Frente para la Victoria, pero tampoco se descarta sumarse a otras candidaturas.

En el caso de La Cámpora cabe recordar que Martín Doñate es suplente en la lista de senadores por Río Negro y podría alcanzar un escaño en la cámara alta en reemplazo de Miguel Pichetto.

En los mentideros políticos dicen que habrá una reacción de Alberto Weretilneck y algunos de sus íntimos refieren a que es necesario esperar alguna jugada acorde a su mote de Brujo. Se estima que algo prepara ya que para intentar su postulación debe formular a los rionegrinos una propuesta superadora de esta gestión que no despierta pasiones y si muchas críticas.