Incidentes y Políticas erráticas • Gustavo Gennuso

Qué cuestión curiosa es que el mismo día de la marcha de los hechos del 17 de Junio se produzcan incidentes entre el gobierno municipal y vendedores de la vía pública. De aquel hecho, que marcó a fuego la división existente en nuestra comunidad, a este de ayer que vuelve a darnos el mismo mensaje. El gran problema de nuestra ciudad son esas divisiones que nos impiden crecer como comunidad.

Vengo insistiendo, desde hace bastante tiempo, que la única manera de resolver el problema de la venta en vía pública es el diálogo entre todas las partes y la negociación En primer lugar hay que diferenciar los distintos sectores que venden en vía pública (artesanos, revendedores, alimentos, etc) . Cada grupo tiene un diferente tratamiento desde la política pública y desde el diálogo que hay que establecer. En segundo lugar hay que integrar al diálogo a aquellos que se sienten perjudicados, que están en su mayoría agrupados en la Cámara de Comercio. Hay que favorecer el encuentro y nunca la división

Se puede argumentar que hay ordenanzas muy claras respecto del tema. Pero claramente no están funcionando. Las ordenanzas y resoluciones tienen que estar dentro de un contexto y posiblemente en el que están inscriptas esas ordenanzas no es el que vivimos. ¿Cuál es ese contexto?

– Falta de fuentes de trabajo y por lo tanto desocupación alta en diferentes sectores de la comunidad. Más allá de la falta de estadísticas oficiales, puedo percibirlo a partir de la cantidad de pedidos de búsqueda de trabajo que recibo por día

– Baja rentabilidad en el sector turístico que es la principal actividad económica de la ciudad. Equivocadamente las autoridades turísticas centran el «éxito» de la temporada en la cantidad de ocupación, y no en lo básico desde cualquier teoría económica, que es la rentabilidad. Sin esta no hay crecimiento y por ende no hay generación de empleo y en algunos casos se empieza a ajustar los números con despidos. El sector comercial de Bariloche, el de la calle Mitre por ejemplo, es obviamente el principal perjudicado de esta pérdida. A esto hay que sumarle la distorsión en el mercado de alquiler que implica un costo fijo importantísimo para los comerciantes. Durante el verano pasado mucho se «escondió» con el valor del dólar y el cambio a turistas extranjeros pero ese no es el panorama de hoy y la realidad se pone de manifiesto

– Políticas erráticas y contradictorias en el tema . Hace aproximadamente un año se hicieron resoluciones desde la intendencia del uso del espacio público para la economía social que tuvo su máxima visualización en la Fiesta de la Nieve donde se autorizo a la venta en toda la vía pública casi a cualquiera. De repente y esporádicamente se vuelve para atrás y se trata de usar la represión como política. Se alienta con visitas de campaña electoral a los centros de compra y luego se los cierra. Ni una cosa ni la otra. Hay que definir una política pública y seguirla . Los mensajes contradictorios productos del humor del momento llevan al caos. Lo mismo les pasó a los maleteros de la terminal que los embarcaron en una solución sin salida, propuesta por la intendencia, y ahora se lavan las manos y cortan el diálogo. Siempre es fácil cortarle la palabra a los más débiles

– Un fracaso de la política de desarrollo económico. El desarrollo económico es mucho más que el sector de la economía social. Y el sector de la economía social es fundamental en la ciudad integrado a políticas de desarrollo donde todos se beneficien. Se ve claramente que no hay políticas de desarrollo de la economía, ni de empleo. Se entretiene a los jóvenes con cursos de formación laboral que son necesarios, pero no se trabaja en la activación de la economía para que tengan trabajo.

Un desmantelamiento de las áreas de fiscalización que lleva a la inacción de las mismas y a no tener claro para que sirven dando también un mensaje contradictorio a la comunidad.

– Una falta de proyecto político hacia qué ciudad queremos. Este es quizás el principal problema al que nos enfrentamos. El no tener la perspectiva del escenario de futuro y tratar de ser un bombero de las urgencias sectoriales.

Estamos a tiempo de corregir el rumbo para que no profundicemos las divisiones. Para eso se necesita voluntad de diálogo y grandeza de todos los sectores

Gustavo Gennuso