Dos formas de dar una noticia • Jorge Castañeda

En ocasión de festejarse el día del periodista convendría recordar que es uno de los oficios más viejos del mundo. Ya en la Biblia -¡cuándo no!- hay indicios de la labor periodística.

Es atinado reproducir los hechos acaecidos con respecto a la rebelión del príncipe Absalón contra su padre el rey David.
En el libro 2 de Samuel, Capítulo 18, la versión de la Biblia Reina- Valera presenta sucintamente los hechos ocurridos: El rey David para aplacar la revuelta de su hijo para apoderarse del trono prepara un ejército con tropas leales y le encomienda a su capitán Joab que sofoque la rebelión pero ordenándole que no toquen la vida de su hijo Absalón.

Sin embargo en el fragor de la lid “iba el príncipe sobre un mulo, y el mulo entró por debajo de las ramas espesas de u8na gran encina (otras versiones dicen de un alcornoque) y se le enredó la cabeza en la encina, y Absalón quedó suspendido entre el cielo y la tierra; y el mulo en que iba pasó delante”. Y al ser descubierto el mismo Joab “tomando tres dardos en su mano, los clavó en el corazón de Absalón, quién estaba aún vivo en medio de la encina, matándole”.Y aquí viene el caso que nos ocupa relativo a los mensajeros que tendrían que traer el parte victorioso a la corte de David y en especial darle la noticia de la suerte de su hijo, que era la que esperaba con gran desesperación.

Así narra el profeta Samuel los hechos acaecidos: “Entonces Ahimaas, hijo de Sadoc dijo: ¿Correré ahora, y daré el Rey las nuevas de que Jehová ha defendido su causa de la mano de sus enemigos? Respondió Joab: Hoy no llevarás las nuevas; las llevarás otro día; no darás hoy la nueva, porque el hijo del Rey ha muerto. Entonces Ahimaas hijo de Sadoc volvió a decir a Joab: Sea como fuere, yo correré ahora tras el etíope que salió a dar el parte al Rey. Entonces corrió pues Ahimaas por el camino de la llanura, y pasó por delante del etíope. Y David estaba sentado entre las dos puertas; y el atalaya había ido al terrado sobre la puerta en el muro, y alzando sus ojos, miró, y vio a uno que corría solo. Entonces Ahimaas dijo en vos alta al Rey: Paz. Y se inclinó a tierra delante del Rey, y dijo: Bendito sea Jehová Dios tuyo, que ha entregado a los hombres que habían levantado sus manos contra mi señor el Rey. Y el Rey dijo: ¿El joven Absalón está bien? Y Ahimaas respondió: Vi yo un gran alboroto cuando envió Joab al siervo del Rey y a mí tu siervo, más no sé qué era. Y el Rey le dijo Pasa, y ponte allí. Luego vino el etíope, y dijo: Reciba nuevas mi señor el Rey, que hoy Jehová ha defendido tú causa de la mano de todos los que se había levantado contra ti. Y el rey entonces dijo al etíope: “El joven Absalón está bien?Y el etíope respondió: Como aquel joven sean los enemigos de mi señor el Rey, y todos los que se levanten contra ti para mal. Entonces el Rey se turbó, y subió a la sala de la puerta, y lloró; y yendo, decía así: ¡Hijo mío Absalón, hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera que muriese yo en lugar de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío!”

De esta historia bíblica podemos determinar que hay dos maneras de dar una noticia ya desde los tiempos antiguos. La verdad tal que cual fue después de presenciarla o confirmarla como lo hizo el etíope; o la otra, la de Ahimaas, que apresurado y mal informado no la supo dar completa y ni siquiera distinguir cuál de los dos hechos tenían mayor relevancia para el Rey.

Jorge Castañeda
Escritor – Valcheta