“Treinta años, atendido por sus propio dueños”● Claudia Beltramino

En la previa a la apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura rionegrina, un hito más devaluado que el peso argentino, los rionegrinos esperamos sin la menor ansiedad, que el gobernador Alberto Weretilneck nos mienta y nos llame Marta.

Sin embargo, algo está pasando en el humor social, en el imaginario popular, en el espíritu de estos tiempos y más temprano que tarde, algunos cambios se irán imponiendo a pesar de interesadas resistencias.

En principio, la hiperexplotación del recurso de una militancia joven y activa respaldando a “El Modelo” desde las calles, la tele, la web, se agotó perdiendo toda credibilidad, porque como toda ficción requiere un esfuerzo extra que finalmente se abandona.

Esta ficción de un país comprometido con la democracia de partidos políticos focalizado en las archi difundidas imágenes de jóvenes con remeras de La Cámpora o legiones de vecinos de algún municipio bonaerense o de alguna provincia norteña con pecheras provistas por el Ministerio de Desarrollo Social, pasó de imponente mensaje a la sociedad toda a fantasía de Walt Disney.

En Río Negro el proceso tuvo un tinte que pudo confundir porque es una Provincia que después de 28 años de gobierno radical pasó a 20 días de gobierno peronista para finalmente transformarse en el gobierno del Frente Grande si se quiere o de Alberto Weretilneck y algunos de sus amigos radicales como Daniel “El Fino” Sartor o peronistas como Ricardo Arroyo.

Sin embargo, el factor tintura no altera la esencia de un cambio que parece sobrevenir del hastío ciudadano que corre los velos exhibiendo la realidad.

Es probable que esto esté ocurriendo en todo el mundo, hoy que la disponibilidad tecnológica para estar comunicados al instante y sin mediadores, nos facilita la empatía. Las grandes movilizaciones en Ucrania y Venezuela, en donde los ciudadanos no dudan en marchar a pesar de los riesgos enormes que esto implica, gritan un mensaje.

Los regímenes populistas como Venezuela y Argentina, con su estrategia de contener con subsidios a aquellos a los que dejan afuera del mundo del trabajo en blanco, en negro, en verde pistacho o rojo peligro, estallan de violencia. “El Modelo” divide a las sociedades entre trabajadores y subsidiados. Los máximos representantes de “El Modelo” en Argentina y Venezuela, abonan el maniqueísmo con buenos y malos, dignos e indignos, demócratas y golpistas. No hay grises, no hay matices. Silencio: estamos haciendo una revolución.

Mientras la presidente Cristina Kirchner abona el enfrentamiento entre trabajadores nobles y empresarios corruptos, la mitad del país, condenado a vivir de subsidios y que no entra en ninguna de esas dos categorías, es de suponer que juega de espectador. Luego, la violencia que nos quita hijos, hermanas, sobrinos, padres.

Weretilneck en su debilidad de origen se concentró en el esquema maniqueo. Pese a su mejillas simpáticas y su sonrisa dispuesta, permitió, prohijó sino estimuló el maltrato vertebrado en aquello de “los 28 años” y sus eventuales colaboracionistas, espacio que integran en la cosmovisión del Gobernador, los trabajadores públicos pero no el ex intendente de Cipolletti, ex socio de los radicales, íntimo de Sartor e impulsor de la candidatura a diputado nacional del radical Hugo Castañón en 2007. Ponele.

La política corrida del escenario por múltiples motivos pero sobre todo porque sus dirigentes perdieron la capacidad de ser receptores de la confianza de los ciudadanos, llevó a los partidos políticos a la inanición y luego a la ficción de una democracia de partidos políticos cuando en realidad deberíamos decir que se trata de una democracia de 100 dirigentes que cada tanto refrendan sus cargos en elecciones obligatorias.

Cuando la política desapareció de la expectativa ciudadana, el rol de los gremios se volvió más visible. Hoy, Rodolfo Aguiar de ATE, debe tener el mismo nivel de conocimiento que el titular de la legislatura Carlos Peralta, sin duda muy superior al de la dupla de senadoras de los cajeros automáticos, aunque menor que el del senador Pichetto o el gobernador Weretilneck.

Pero la mirada del hastío también le exige a los gremios y el caso de APEL (Asociación Empleados Legislativos) es muestra cabal de lo expuesto. Con casi tres décadas de vida gremial con una misma conducción es comprensible que Alejandro Gatica y su familia, sientan al gremio como algo propio en su sentido más primitivo.

Desde que en 2010 el amor le acercó a Gatica el proyecto de un fondo (salido del presupuesto provincial) para la construcción de viviendas que beneficiarían a la “familia legislativa” hasta la concreción de un negocio inmobiliario para GAL (inmobiliaria Gatica Angos León), sin control por parte de la comisión legislativa que debía fiscalizar y con la vista gorda de dos presidentes de Legislatura, pasaron “millones de cosas”

La aparición de una lista para competir por la conducción del gremio y la propuesta de triunfo con dos auditorías, una contable y otra legal, provocó intenso nerviosismo, casualmente en gran parte de la dirigencia política (independientemente de su raigambre partidaria) y en el propio gremio.

Gatica y su familia se expresaron en las redes sociales. Reclamaron lealtades en el tono que una patronal podría utilizar en relación a empleados infieles. Es comprensible, después de 30 años APEL era un negocio familiar con el que además, merced a créditos en los que el gremio oficia de garante, entramparon a muchos afiliados en la ficción de que recibían un favor que luego deberían pagar como tal.

Los Gatica León entran en una crisis de identidad al advertir que estarían por ser desalojados de lo que consideraron una empresa familiar que a la sazón, les generaba muy buenos rindes. Esto explica el grito de guerra que desde su oficina gremial daba nuestro Nerón gordito: “¡No voy a entregar el gremio, es mío. Antes lo quemo!”

La zona en donde confluyen las prácticas gremiales y políticas que nos depositan en este escenario en donde nadie se siente representado y luego se acaba eligiendo una plaza, como la Maidan de Kiev y su lamentable saldo de muertos o el aislamiento en un proceso de indiferencia y frustración que se ahoga en la garganta cada vez que advertimos que la plata no alcanza, es esta zona en la que dirigentes abusivos se sentaron sobre partidos políticos o gremios, colgando un cartel que indica: “Durante 30 años, atendido por sus propios dueños”

Así cierra a la perfección la parábola que arrancó en enero cuando la intendente pichetista Alejandra Mas (FpV Conesa) como Platón en el Mito, conduce al gobernador afuera de la caverna en la que con el sol nunca visto, pudo advertir que los Megasueldos que pagaba generaban malestar. Un Weretilneck poseído por la verdad decreta el 31 de enero la cesantía de 315 funcionarios para rever este gasto antipático.

Total que un mes después, casi la totalidad de los funcionarios disponen del número de decreto que los retrotrae a la situación anterior al 31 de enero. Y si alguna deuda chica hubiera quedado, esta administración lo resolverá con alguna figura como por caso, la de monotributista.

Nuestro Príncipe (patagónico) de Lampedusa repitió en algún melancólico atardecer viedmense: “que algo cambie, para que todo siga igual”.

Hasta aquí y por motivos insondables, la única sancionada fue la Defensora del Pueblo, Nadina Díaz cuyo sueldo cayó de 70 mil a 22 mil mensuales. Si bien bastante más que la mayoría de los trabajadores, el disgusto de la abogada no cabe en la extensa geografía rionegrina. Vale decir que su sueldo fue una herencia del arquitecto que la precedió, Gustavo Casas.

Decimos que la humillación a la que fue sometida Díaz es inexplicable en tanto sigue habiendo ingresos superiores al del Gobernador. Incluso, se trata de ingresos que no hubieran requerido una sesión parlamentaria para su modificación.

Está el caso de Agustín Domingo titular de Rentas quien además de su jugoso sueldo recibe un fondo estímulo como todos los empleados de Rentas. Claro que su % es el mayor. Y como si esto fuera poca, el joven abogado de estrechos vínculos con Martín Bergonzi y Martín Soria, cobra de la Nación por su participación mensual en la Comisión Arbitral. La suma de sus ingresos le permitió comprar una lujosa casa en Bariloche, luego de dos laboriosos años de entrega en la administración Weretilneck, se hizo de la espléndida vivienda que antes perteneciera al dirigente del PPR Lopez Ugarte.

También el caso de Alejandro Palmieri que recibe una cifra sideral por participar en la Comisión Federal de Impuestos.

Estos beneficios caían antes en bolsillos radicales que guardaron oprobioso silencio.

Hasta acá, todo una engañifa. Lo único que parece cruel y real es la falta de empleo que crece, la parálisis de la obra pública, la desorientación estatal frente a la principal economía de la región, la producción de peras y manzanas, el peso devaluado, las tarifas que aumentan, la nafta que sigue aumentando, la inflación que te parte en el supermercado o en el almacén, tanto da y la corrupción que nunca descansa, ya sea del modo más grosero que merita actuación de los fiscales, ya sea por la indolencia de un Estado poco dispuesto a ajustar su andar a los andariveles constitucionales.

Con 2 de los 5 miembros del STJ, sin el Jefe de la Policía, en un marco de visible soledad, casualidad o destino, las sesiones ordinarias se abren en 2014 junto a los corsos y bailes de carnaval.