Jóvenes en democracia, interminable lucha ● Juan Duran

Doy gracias a Dios haber nacido un 8 de febrero del año 1986, en un país libre que pocos años atrás dejaba de vivir la más cruel realidad y los más miserables atropellos contra los derechos humanos.
Las generaciones que vivieron durante esa década, tienen características particulares y claramente diferenciadas con respecto a otros jóvenes que vivieron en periodos históricos diferentes. Esta juventud tenía como base, fundamento y punto de apoyo el concepto de libertad e igualdad que los llevo a una participación política activa para sostener estos principios de justicia social.
Se reunían en centros urbanos, barrios, universidades, colegios y de esta manera se organizaban para resistir el avance de las políticas autoritarias. En la década del 70 los jóvenes y los intelectuales reflexionaron y cuestionaron la realidad política y social que les tocaba vivir con un objetivo concreto, la juventud después de haber vivido años de autoritarismo y dictadura, tomo al toro por las astas y llevo a cabo la interminable lucha por sus ideales y criterios.
En nuestra historia Argentina, el pensamiento juvenil tuvo un gran protagonismo a lo largo de los años, una participación con ideales de justicia, igualdad y democracia.
Estamos en la etapa del crecimiento, del desarrollo, de la actividad y la imaginación. La herramienta fundamental de transformación social que es la política tiene que llevar un claro mensaje de participación, inclusión y formación activa, tenemos en nuestras manos la posibilidad de debatir, disentir, compartir opiniones ideologías o crear nuevos espacios.
Repudiemos cualquier acto autoritario, antidemocrático, de corrupción y discriminatorio, no convalidemos ni por acción ni por omisión todo aquello que se asemeje a lo más oscuro de la historia de nuestro país.
Como jóvenes, hoy no tenemos otra opción que cuidar los logros democráticos alcanzados, generando mayor interés y participación con la herramienta más eficaz de transformación social. De esta manera reclamar activamente a los políticos dirigentes, un compromiso ético que esté a la altura de garantizar el ejercicio pleno de los derechos y garantías constitucionales.
En este sentido no debemos olvidar jamás, que la sangre derramada de nuestros compatriotas, debe servirnos para valorar las libertades de las cuales hoy gozamos como ciudadanos, pero a la vez también acompañarlas de responsabilidades a la altura de las mismas.
Ya superado el “Que se vayan todos” hoy la atención debe estar puesta en no justificar el lugar del político tradicional por acuerdos suprapartidarios, sino abrir un gran debate acerca de qué rol debe cumplir la política, para poder vivir una vida digna, con las necesidades básicas satisfechas y un proyecto de vida con futuro.
Nuestra juventud actual nació en democracia, fuimos criados en un país democrático, aunque existan huellas que nunca se terminan de erradicar. Seamos protagonistas de los grandes cambios y sigamos participando activamente a lo largo de la historia Argentina.-

Juan Duran, Delegado Comité Nacional JR. UCR. – Sec. Norpatagónica