Carlos Soria jamás hubiera abandonado al barco ● Hugo Kriger

Es una pena que se saquen las manos del plato, cuando comenzamos un camino de conjunto.
El intendente de general Roca se distancia del Gobierno provincial, cuando los ciudadanos necesitamos respuestas de unidad y no la tradicional mediocridad de dirigentes que se expresan a través de los medios sin reconocer la responsabilidad que les cabe.
Habría que recordar que Alberto Wereltineck no es gobernador por capricho, sino por un acontecimiento que fue ajeno a todos los que confiamos en la propuesta política que puso en marcha a un nuevo horizonte en Río Negro.
Pese a ello, asumió el compromiso de liderar a un Estado desgastado por el déficit que se dio en todos los sectores de Gobierno, que desconoció a los ciudadanos y que consolidó la premisa del sálvese quien pueda.
Sin embargo, hay una sola forma de sostener al anhelo de los rionegrinos, originado en el proyecto de Carlos Soria y continuado en la gestión del actual Gobernador. Esa forma no es otra que la de contener a todos los dirigentes que fueron parte, en un conjunto que apueste a mejorar las condiciones de gobernabilidad, en vez de de tenernos frente a la espectacularidad mediática de los que abandonan el barco a mitad de camino.
Carlos Soria jamás habría abandonado el barco y nunca se hubiera cruzado de vereda de su propio proyecto.
La ambigüedad, en la política, genera descreimiento y afianza a la incertidumbre entre quienes queremos seguir apostando a un verdadero cambio. Para eso no necesitamos que nuestros hombres se distancien o se crucen de vereda, lo que necesitamos y de modo imperativo, es el convencimiento de estar transformando a la Provincia, aún con lentitud, pero de la mano de todos los dirigentes que nos dijeron que éste era el camino.
Entendemos que es mucho lo que nos queda por recorrer y son infinitas las acciones que esperan los ciudadanos para que podamos evaluar un crecimiento sustentable en Río Negro. Un desafío que debe enfrentar a dos enormes tareas que son indivisibles y obligatorias, tal como se las ha asumido: por un lado gobernar y por el otro, recomponer el daño que se le hizo a la provincia en 28 años.
Tal desafío lo pueden desconocer muchas personas que se encuentran ajenas al devenir político, pero es inconcebible que un dirigente de la talla de Martín Soria, apenas alcance a cruzarse de vereda para señalar lo que él mismo construyó.
Cuando decidimos acompañar a este proyecto, lo hicimos bajo el ideal de construir a diario y reconstruir a cada instante. Lamentamos vernos en la obligación de hacer este paréntesis para responder a lo que nunca hubiéramos imaginado, pero somos conscientes de que no es posible construir cruzándonos de vereda. Ojala que estas expresiones de Soria hayan sido un desacierto involuntario, fruto de las presiones que pueden aquejar a cualquier dirigente y mucho más a un intendente de una ciudad tan prestigiosa como lo es general Roca.
Recapacitemos por el bien de los ciudadanos de Río Negro y maduremos asumiendo el compromiso, sin abandonar al barco, es la peor cara de la política que podemos demostrar.
Hugo Kriger
Presidente Frente Grande El Bolsón