La auto complacencia del Gobierno (el alta gama de Weretilneck) ● Magdalena Odarda

Movilizaciones, distintas manifestaciones y reclamos en toda la provincia, gremios en estado de alerta a la espera de una convocatoria para discutir la pauta salarial 2014…

A esta descripción, hay que sumarle que el Gobierno rionegrino prorrogó por decreto y hasta el 31 de diciembre la emergencia financiera del sector público provincial. Y según sus argumentos, se debe a que “venimos realizando una política tendiente a revertir la emergencia económica y administrativa del sector a corto plazo…”.

En medio de este contexto –y con gestos de austeridad excesivamente demorados vinculados a los megasalarios de los funcionarios – los rionegrinos nos enteramos de que el Gobierno aprobó mediante el sistema leasing mobiliario con el Banco Patagonia,  la compra exclusiva de un automóvil para uso oficial de Weretilneck con un costo superior a los $700.000.

Hechos de este calibre resultan muy difíciles de digerir para aquellos que asisten diariamente a un festival de hipersueldos gubernamentales a cambio de una gestión microscópica, anodina, carente de planificación y con falta de reflejos para sortear la coyuntura.

Recambio hiperkinético de ministros y funcionarios no es un accionar suficiente para brindar los gestos que la sociedad está esperando. Es preciso que el Ejecutivo provincial identifique y pueda diferenciar con claridad los asuntos importantes de los urgentes.

Los empleados estatales rionegrinos no deben ser la variable de ajuste. Ninguna de las  agrupaciones gremiales puede ser excluida del debate salarial en base al inclasificable argumento oficial de que “hay sectores que buscan el conflicto y no presentan ni diálogo ni soluciones”.

Weretilneck ha sido elocuente al sentenciar que “este año habrá dificultades financieras en Río Negro”. Y todo hace pensar que las restricciones y el achique de gastos no van a afectar la contratación cotidiana de vuelos privados, la compra de autos de lujo, el pago de alquileres para las viviendas de funcionarios, las incorporaciones habituales de nuevos integrantes del staff gubernamental, etc. La intención de ajuste perece dirigirse hacia la planta de empleados públicos, siempre sospechados, siempre acusados de deteriorar al Estado, siempre maltratados y menospreciados por quienes prometieron una gestión que iba a moralizar la provincia de una vez por todas.

Los trabajadores de la Educación se enteran del cierre de cargos docentes en toda la provincia, medida que se pone en acción para dejar maestros sin trabajo y alumnos sin aulas. Los fruticultores, principal engranaje de la mayor economía provincial, encaran una nueva temporada sin precio para su producción. Y los empleados estatales de ATE verán en sus planillas de haberes el descuento de los días de paro por orden de Weretilneck a su brazo ejecutor, la Secretaría de la Función Pública.

Todas estas situaciones me hacen recordar la férrea postura de rechazo que esgrimían los representantes del oficialismo de hoy cuando ayer eran oposición. Se ve que el tiempo y el ejercicio del poder hacen que las convicciones y las ideologías no sean tan rígidas ni coherentes.

Gobernador: continúe trasladándose un tiempo más en el Audi A6 “con más de 200 mil km” que actualmente tiene destinado a tal fin y en cambio, ponga en marcha y vaya a fondo con esos gestos de austeridad y decoro que los rionegrinos esperan de usted y de sus funcionarios, muchos de ellos incapaces de respetar una ley que indica que no pueden percibir un sueldo mayor que el suyo.

Así como le llevó dos años darse cuenta de que hay leyes vigentes que no se cumplen, quizás ya sea tiempo de asimilar la idea de que el Estado somos todos y que su investidura le otorga derechos pero también obligaciones. Y una de ellas es predicar con el ejemplo.

 

MAGDALENA ODARDA -Senadora Nacional