El Gran Bonete ● ADN

El 2014 será un año político. Frase ya trillada cuando aún no terminó el primer mes del nuevo calendario.
La agenda política no se equivoca y a pesar que en el gobierno pretenden soslayar que no hay premura con vistas al 2015, la dirigencia justicialista vela armas.
La oposición no le va en zaga. Observa por un lado un marcado deterioro en la gestión gubernamental y por otro un aumento en los reclamos de distintos sectores de la sociedad rionegrina que, como en un río subterráneo, nadie conoce su verdadero caudal.
Impensado para la dirigencia de la oposición recobrar un posicionamiento político que deviene más por errores de la gestión oficial que por méritos propios o propuestas novedosas.
Hay motivaciones y entusiasmo en la vereda de enfrente e incluso la izquierda rionegrina pronostica un nuevo crecimiento.
La política rionegrina comenzó con el juego del Gran Bonete. Se iniciaron los aprontes para imaginar las candidaturas a la gobernación para el 2015.
El vicegobernador Carlos Peralta formuló declaraciones donde distribuyó roles hacia el futuro. Ubicó a Miguel Pichetto en el orden nacional, a Martín Soria repitiendo su gestión al frente del municipio de General Roca y él como compañero de fórmula de Alberto Weretilneck. Bingo, un traje a medida que resulta prima facie demasiado prolijo para el estilo del justicialismo.
¿Cuál fue el motivo de estas declaraciones? Posicionamiento y enviar una señal protagónica, incluso en su entorno sugieren que el primero en la fórmula debería ser Carlos Peralta y de esta forma recuperar para el justicialismo la cabeza del binomio oficialista.
Quizá en este juego se fundamente la reunión convocada en General Roca por el círculo íntimo de Peralta, siendo uno de los organizadores un funcionario parlamentario.
Los dichos de Peralta no fueron bien recibidos en el gobierno, donde se leen segundas intenciones y un lanzamiento anticipado para la carrera del próximo año, alimentado entre otros por la corriente Nacional y Popular de Bariloche donde militan el ministro Fernando Vaca Narvaja, el legislador César Miguel y Gustavo Larrañaga, funcionario parlamentario.

Por su parte Miguel Pichetto no ha dicho cuales son sus pretensiones y si bien la política nacional le sienta bien, su opinión pesa mucho en Río Negro. Trascendidos recientes dan cuenta que en su tropa provincial comenzaron los preparativos para jugar fuerte en la disputa interna, incluso algunos ya hablan de la candidatura de Pichetto.
Martín Soria cada día hace lo imposible para demostrar que este gobierno no lo representa y recurre a la memoria de su padre para marcar críticas y diferencias. Sus declaraciones permiten presuponer que nadie le consultó si quiere repetir como intendente, una candidatura que tiene asegurada por peso propio sin necesidad de padrinos.
En ámbitos justicialistas sostienen que el intendente de Roca sabe que tiene un importante caudal de votos, pero que no le alcanza para disputar una candidatura a la gobernación. Sin embargo, ese capital le sobra para negociar desde posiciones ventajosas. Mientras tanto sigue en el rol de l’enfant terrible y amagando también con su candidatura a gobernador.

Mientras tanto en el gobierno habría un pensamiento mayoritario a favor de la candidatura del actual gobernador para un nuevo período, posicionamiento hacia donde confluyen ministros, legisladores, intendentes y dirigentes del justicialismo y del Frente Grande. Falta la opinión de Weretilneck, que regresa de las vacaciones en el marco de no pocas expectativas de cambios y aceleración de los tiempos políticos.
Restan aún que surjan otras posibles candidaturas porque la dirigencia política siempre navega en un mar de vanidades, donde si bien poco se sabe de nada, menos aún de limitaciones.
Más allá de conjeturas y análisis futuristas, en el gobierno y en el justicialismo se vislumbra, desde las miradas más pragmáticas, que sólo serían posibles dos candidaturas: Alberto Weretilneck y Miguel Pichetto, sin descartar por esto al intendente de Roca, Martín Soria y por último al vicegobernador Carlos Peralta.
Todo es posible y para resolver de la mejor manera el tema se votará la ley de las PASO para las candidaturas provinciales. Una elección que dentro del Frente para la Victoria tendría varios candidatos.
Al gobierno se le terminó el crédito de los dos primeros años de gestión. Ahora comienza a jugarse otro partido donde hay que demostrar la capacidad real de conducir el Estado y con un gobierno nacional golpeado, con inflación, devaluación del peso, la economía congelada y en pleno debate por la herencia.
En la administración Weretilneck no todo es un lecho de rosas. A la falta de recursos, los reclamos gremiales, los cuestionamientos en salud pública y otras áreas y a las disputas entre funcionarios del gabinete se suma el descontento de los intendentes.
Aún repican en Viedma los comentarios del reciente encuentro de jefes comunales con el gobernador donde trascendió que se escucharon fuertes críticas, por ejemplo la intendente de Conesa, Alejandra Mas, relató los comentarios negativos que le llegan directamente de sus vecinos, entre estos los megasueldos.

Otros también señalaron la falta de compromiso de ministros y funcionarios que no sólo no responden a los requerimientos de los intendentes sino que además no recorren la provincia.
Por el lado de la oposición tampoco se descarta el juego de las vanidades. En el radicalismo, a pesar de dos derrotas consecutivas, siempre hay candidatos.
El espacio es reducido y la única posibilidad de ampliar sus fronteras es en una alianza con la Coalición Cívica-Ari, recreando en Río Negro un modelo que a nivel nacional tratan de armar Binner, Sanz, Cobos, Solanas y Carrió, no exento de dificultades y también sorteando las marejadas del mar de vanidades.
En este entramado las posiciones de Bautista Mendioroz y Magdalena Odarda son las más cercanas, con un trabajo que desarrollan hace años. Ahora ambos se entusiasman al calor del desgaste del oficialismo y a medida que recorren la provincia van recogiendo una voluntad de cambio en la ciudadanía y desapego a la voluntad del gobierno provincial y del gobierno nacional. No están ausentes en estas conversaciones otras agrupaciones como el PPR.
El presidente del bloque opositor en la Legislatura rionegrina lleva adelante una paciente tarea interna en la UCR y además no repara en esfuerzos para seguir consolidando su relación con Odarda. En esta tarea no es menor el rol del legislador provincial Jorge Ocampos, del FAP pero de dilatada trayectoria en el radicalismo.
La actual senadora nacional del FAP-ARI tendrá que alinear a sus compañeros para el armado de este nuevo frente electoral, en el debate de nuevos espacios. Por de pronto en el Senado integra un bloque con este perfil político e ideológico.
Por el lado de Mendioroz no será tarea fácil convencer a todos los correligionarios. Este eventual frente electoral con los partidos de la oposición instalará el debate en la UCR, donde no faltarán otros candidatos, algunos que ya compitieron en las PASO anteriores para senadores y diputados.
Para los radicales la realidad tiene cara de hereje ya que intentar competir solos en una elección provincial sería caminar nuevamente hacia el abismo, razón que algunos entienden como suficiente para trabajar en la conformación de una alianza que permita confrontar con posibilidad de éxito frente al oficialismo. Hay optimismo, incluso hay quienes sostienen que el porcentaje de votos obtenido por Odarda es una base apreciable hacia este cercano futuro electoral.
Será el 2014 un año político, con muchas idas y vueltas, dimes y diretes y posicionamientos dirigenciales impensados hasta el momento, pero el remedio sin dudas que serán, para unos y otros, las elecciones abiertas, obligatorias y simultáneas, un proyecto que tendrá un rápido y favorable tratamiento en la Legislatura de Río Negro.