«La Escuelita (de Neuquén) era un horror», sintetizó uno de los testigos
Neuquén.- Un sobreviviente del Centro Clandestino de Detención «La Escuelita» de Neuquén aseguró que «ese lugar era un horror», al declarar hoy en el juicio a cinco represores acusados de delitos de lesa humanidad ocurridos en la región durante la última dictadura cívica-militar. Juan Isidro López, de 82 años de edad dijo al Tribunal Oral Federal 1 de Neuquén que «venía a declarar para colaborar, para que se supiera la verdad y así poder irme tranquilo a mi casa». López fue detenido en 1976 en Cipolletti -Río Negro- y trasladado al Centro Clandestino de Detención «La Escuelita» que funcionó en el batallón militar de Neuquén.
«Me mantuvieron atado de pies y manos a un camastro y vendado y cuando me sacaban de ese lugar a otra sala era para torturarme con picana eléctrica», relató, y agregó que «la Escuelita era un horror».
Por video conferencia declararon otros dos sobrevivientes que debieron exiliarse de la Argentina a la que solo retornaron para realizar visitas esporádicas en los últimos años.
Uno de ellos, Pedro Justo Rodríguez, reside en Londres y en 1976 cuando fue detenido se desempeñaba como secretario de Gobierno de la Municipalidad de Cinco Saltos, en Río Negro. Estuvo preso en la U9 del Servicio Penitenciario Federal de Neuquén y fue torturado en la delegación local de la Policía Federal.
En ese lugar reconoció al subjefe de la unidad policial, el subcomisario Jorge Alberto Jorge Soza, quien está imputado en esta causa.
«Me llevaron a su despacho y me dijo que hablara o podía salir con el brazo para atrás», en alusión a un yeso que tenía colocado en uno de sus brazos quebrado por una caída en la U9.
La otra, Marta De Cea, docente universitaria y propietaria de una librería de Neuquén, fue detenida en septiembre de 1976.
También declaró por video conferencia desde el Distrito Federal de México donde reside desde su exilio. Permaneció secuestrada en «La «Escuelita» entre 8 y 10 días aproximadamente atada a una cucheta y vendada.
Fue torturada reiteradamente, sufrió simulacros de fusilamiento e identificó al ex agente de Inteligencia Raúl Guglielminetti como uno de sus torturadores. «El exilio tiene muchos costos que nunca se terminan de pagar porque es una vida dividida», afirmó.
Mañana se realizará la última audiencia del año ante el inicio de la feria judicial en tanto el juicio se reanudará en la primera semana de febrero de 2014.