Se consolidó la alianza «Unen» en la Unter ●Jorge Molina

Imaginemos un escenario político donde el Partido Obrero se subordina a la estrategia política de Rodríguez Saa o Duhalde. Imaginemos que el MST y el PTS deciden su futuro político dependiendo de la suerte de la Coalición Cívica de Carrió o del PS de Binner.
Es difícil de imaginar ¿no?
Pero por extraño que parezca en la UnTER, (lo que en política parti…daria sería impensable), ocurre sin que sus protagonistas sientan al menos, cierto miedo escénico.
Quienes fueron parte de los que “bancaron” en Chichinales, hoy se olvidan de quienes allí los traicionaron.
Quienes tildaban de burócratas sindicales a Nervi y Cia, hoy se disponen a pagar un costo político altísimo, celebrando una alianza que traiciona TODO lo que dijeron, repitieron y gritaron durante años.
¿Qué coherencia política, sindical o de cualquier índole puede explicar la extraña (pero real) alianza que hoy amontona a Floreani, Nervi, Echepareborda y Solaro con Pérez Pertino y Amalia Quintillán, Patricia Monavalle y Carlos Albarracin
En el plano político conceptual resultaría más fácil explicar la unión de Pino Solanas con Carrió en la Capital Federal, ya que provienen de dos tradiciones políticas e ideológicas excluyentes y contradictorias (una de la otra), pero tienen por única virtud (repetimos: única virtud) aumentar el caudal electoral. Por esto, ambas fuerzas dejaron las ideas propias en la puerta de la sala de reuniones donde se forjó dicha unión. Unión que hubiese sido sencillamente imposible en caso de que una sola propuesta (que no consista en denunciar a otros) irrumpiera en la mesa como irreductible. Al menos, por incongruente y contradictoria que sea la extraña unión obedece a un cálculo electoral beneficioso para las partes. Ambos sectores son parte de UNEN, ambos se benefician.
La misma lógica aplicada al caso de UnTER falla estrepitosamente.
La ventaja de la alianza tiene un solo destinatario y el costo político-ideológico es inversamente contrario en la dirección. Salvo que asumamos (por ejemplo) que Amalia Quintillán se volvió una ferviente seguidora de las “enseñanzas clasistas” de Floreani o que Pertino sea un profundo admirador de los notables “logros salariales” para los trabajadores de Nervi al frente de UnTER. Algo aquí no cierra.
Sin embargo el riesgo de la desaparición de la escena político-sindical provincial es real para el Frente y nunca quedará claro el beneficio político de “abandonar” hasta la última bandera, la última idea, (y sobre todo) la última gota de dignidad política.
Salvo que asumamos que (en la realidad) sus banderas son un engaña pichanga o que sus ideas pueden cambiar en los próximos 15 minutos y que si la coyuntura política lo requiere se despojarían de toda dignidad. A esta altura, es probable que hayan analizado que ser cabeza de ratón no sirve para nada, pudiendo contentarse con el último extremo de la cola del león.

Si es así, está bien que desaparezcan de una buena vez, bajo la sombra de otros que saben de sobra lo que es traicionar su camino en función de los intereses personales y cambiar de careta según el lugar y el papel que les toca en suerte.
Con esto, al menos se acabó el verso del clasismo y sobre todo ese falso purismo “obrero” que hasta ayer los alejaba de lo que durante años calificaron como burocracia sindical.
Descartando que realmente crean que Floreani y Nervi son la garantía de la “unidad en la lucha” o el “freno contra el ajuste”, ya se han convertido conscientemente en el furgón de cola de la comparsa azul-arancibia, lugar que históricamente estaba reservado (preferencialmente) al sector representado por Manuel Hermida.

Jorge Molina – Juan Carlos Carreño – Carina Pita

LISTA CELESTE Y BLANCA DE RÍO NEGRO