Elefantes en un bazar ● Jorge Castañeda

Los últimos acontecimientos políticos en la provincia de Río Negro, demuestran que el peronismo comete más destrozos que un elefante en un bazar. Así ha sido desde hace mucho tiempo cuando se perdió la conducción, que fue liminar en la época de Mario Franco. Hoy hay un gran vacío de conducción y por lo tanto quedan al descubierto una sarta de políticas bartoleras que como decía el general Perón no sirven para Dios ni para el diablo, antes bien rebajan la política a una lucha de facciones en pugna y más grave aún muestran las grietas con la alianza gobernante.
El caso Bariloche es por culpa de este peronismo que por decisiones tomadas desde el gobierno nacional destituyó al intendente que él mismo había elegido. Y se vio en la encrucijada de una elección difícil donde fue a las urnas repartido entre dos candidatos propios, que no se miran con buenas caras y teniendo como segunda fuerza al candidato de la Coalición que le viene pisando los talones, comprometiendo así las posibilidades para el 2015 en el mayor distrito electoral.
Da también para analizar los resultados de las elecciones para la renovación parcial de los concejos deliberantes de Los Menucos, Maquinchao y Darwin, en que ha sido notorio el triunfo la Unión Cívica Radical donde sin lugar a dudas el electorado ha respaldado las buenas gestiones locales.

Fatigan también sus dirigentes con el encuadramiento nacional hasta el cansancio creyendo en la foto salvadora con la presidenta, no queriendo darse cuenta que se está gestando en todo el país un modelo diferenciador del kirchnerismo y que tarde o temprano afectará a la ciudadanía de nuestra provincia que en mayor o menor grado quedará atada a los resultados nacionales. Es decir como los calificaba el general Perón, los dirigentes rionegrinos son retardatarios porque no quieren reconocer que las preferencias del electorado están cambiando hacia un nuevo proyecto nacional dentro del mismo peronismo.

Dos hechos menores, pero no por eso menos significativos de lo que sucede en el peronismo, se han suscitado en las elecciones internas para la renovación de concejales en Ñorquincó y Jacobacci: irregularidades, fraude, acusaciones cruzadas, agravios personales, pintadas denigrantes y hasta mensajes mafiosos al intendente Del Carpìo, que una vez más demuestran que cuando hay anarquía la sangre de las reyertas llega al río, degradando con sus escándalos la acción política. ¡Pobre justicialismo, pobre provincia!

Las diferencias también se ahondan entre la Liga de Intendentes, el núcleo duro del pichettismo y las intenciones del gobernador de buscar de una reelección.

Esto se aprecia en los chisporroteos (al decir de un ministro) evidentes entre el Intendente de General Roca, Martín Soria con el gobernador Weretilnek y un expectante Pichetto exponiendo crudamente los diferentes proyectos que entrarán en pugna con vistas a las elecciones generales del 2015, pasadas las de medio tiempo de octubre.

En lo que respecta al gobierno de la provincia hay dos temas sumamente preocupantes que parecieran no tener solución: el sistema carcelario y la minería contaminante. Temas que debieran ser abiertos a la ciudadanía, generando un amplio debate en toda la sociedad para definir qué modelo de provincia queremos.

En su encolumnamiento expreso con la política nacional de hidrocarburos, tanto el gobernador Weretilnek como el senador Pichetto tratando de mostrar a los rionegrinos las bondades de la explotación petrolera en diferentes regiones de nuestra provincia, minimizando la técnica del fracking muestran ante todo una decisión apresurada en un tema que es de fundamental importancia no solo para el presente sino para el futuro de la provincia y las generaciones venideras, donde antes se debería dar un amplio debate y un estudio de impacto ambiental independiente que no ponga en peligro nuestros recursos ni que esas macro decisiones vulneren lo establecido en las cartas orgánicas municipales, las que son muy importantes porque protegen al vecino y sus intereses.

Esto pasa porque el justicialismo vernáculo no tiene en su agenda una idea clara con respecto a esos grandes temas y lo único que logra con estas declaraciones es ponerse en contra de la opinión de muchos rionegrinos que piensan en forma diferente y eso después costará muy caro en las urnas.

Lo mismo sucede con el tema repetido de la problemática de la fruticultura, que si no se enmarca dentro de un proyecto de provincia serio y responsable en el contexto de las economías regionales, no tendrá ninguna solución sustantiva y solo producirá un desgaste de las autoridades involucradas.

Como una alternativa de urgente realización el justicialismo rionegrino debe comenzar lo antes posible a salir de su internismo y dedicarse a estos temas que son muy importantes: la formación de cuadros técnicos, rescatar los órganos de planificación que hoy están ausentes y muy en especial convocar con generosidad a un grupo de notables para que participen en todas las áreas de gobierno como asesores, porque a lo largo y ancho de nuestra provincia hay rionegrinos capacitados para acompañar políticas de mediano y largo plazo: en turismo, cultura, minería, educación, etc. que solo esperan ser convocados.

Es necesario que sin descalificaciones ni agravios hacia nadie se habrá un ámbito de discusión donde todos puedan ser escuchados, el peronismo lo necesita y la provincia más todavía.

Jorge Castañeda
Valcheta (RN).-