Elemental, mi querido Watson ● ADN

HolmesQuizá la zona rural de General Roca no tenga la humedad, la niebla ni el encanto de Londres, pero es indudable que el clima de misterio y la peculiaridad de sus crímenes parecen extraídos de un cuento de Sir Arthur Conan Doyle.

Trascendió días atrás que una vivienda de la zona rural de General Roca había sido robada por delincuentes que se llevaron 100 mil dólares. El dinero habría estado escondido en un ducto de ventilación de una casa rural cercana al casco urbano. Los comentarios sobre el hecho en la ciudad valletana señalaban a un alto funcionario peronista de la actual administración como víctima del robo.

Desde el gobierno se confirmó el robo, pero rápidamente se aclaró que la víctima no era funcionario. Sin embargo, el misterio continúa, porque se mantiene en reserva su identidad. Por eso las especulaciones proliferan y en Roca las versiones del hecho se multiplican en los corrillos de los mentideros públicos.

Más allá de las interpretaciones del momento, habría que decir que no es la primera vez que se conoce que el domicilio de un funcionario provincial de esta gestión es visitado por ladrones, una singularidad en el contexto de las alternativas que plantea la inseguridad ciudadana más allá del color político, empleo o profesión.

En estos casos y específicamente en General Roca y en determinado círculo de poder, Sherlock Holmes habría aplicado el método de “razonamiento deductivo” al que tanto apelaba su creador, Conan Doyle.

¿Qué está pasando?¿Qué saben los ladrones que el resto de los mortales desconocemos?¿Por qué las víctimas son funcionarios peronistas?¿Qué dinero se está buscando y cuál es su origen?

La raíz del misterio nace el 15 de febrero del año pasado cuando el diario Río Negro publicó que «hasta el propio secretario general de la Gobernación, Julián Goinhex, fue víctima de un robo en su vivienda particular, según confirmaron fuentes policiales».

También en este caso se habló de una cantidad de dinero importante, que habría sido sustraída de la casa del entonces secretario general de la Gobernación.

El inefable Goinhex, además de ser doble funcionario provincial, siguió siendo responsable de la Fiesta de la Manzana, un evento que más allá de lo artístico, se ha caracterizado año a año por ocultar sus cuentas. Por ejemplo este año, sólo Lotería le entregó 300 mil pesos y en varias ocasiones se usaron ATN enviados desde Nación.

Más curioso aún es el caso del vocal del Tribunal de Cuentas, Juan Huentelaf, quien fue asaltado dos veces en su estudio contable, ubicado en la zona céntrica de Roca, y otra en su chacra particular. Tras estos hechos trascendió que Huentelaf habría realizado los trámites correspondientes para solicitar permiso para portar armas.

En uno de esos robos, en julio del año pasado, el funcionario provincial se encontraba con su esposa María Inés Echepare. Los delincuentes exigían a Huentelaf –luego de recibir un golpe en la cabeza- una suma de dinero que guardaba en la caja fuerte de la oficina.

El estudio fue objeto luego de otro asalto con características similares y en la búsqueda de una suma importante.

Meses después, en septiembre, la policía recibe una llamada a las 23.50 desde la chacra 216 en la zona de Apycar, jurisdicción del Barrio Mosconi. Se denuncia que un joven encapuchado había intentado acercarse a la vivienda. El aviso policial fue realizado por el propietario de la chacra y entonces presidente del Tribunal de Cuentas, Juan Huentelaf.

El 28 de enero pasado, a las 21.30 el diputado nacional Oscar Albrieu fue asaltado en su casa quinta cercana a la ruta nacional 22. El matrimonio Albrieu fue sorprendido por delincuentes, que actuaron en forma violenta para apoderarse de una importante cantidad de bienes personales.

También fueron objeto del accionar de delincuentes – en distintos lugares y características – otros funcionarios como el vicepresidente de Horizonte S.A., Nelson Cides (MPP), el presidente de la Legislatura de Río Negro, Carlos Peralta, y Laura Juárez, estos últimos muy cercanos al ex gobernador Soria, entre otros.

Si este fuera un cuento de Conan Doyle, Holmes hubiera observado en Roca, que se trata de casos en donde las víctimas son todos políticos muy conocidos, como también son conocidos sus elevados ingresos y sus domicilios.

Por otra parte es sabido que algunos de ellos gozaban de la confianza del ex gobernador Carlos Soria, con una activa participación en la campaña electoral. Holmes no hubiera descartado esta particularidad y seguramente habría cuestionado si este detalle no podría tomarse como un hilo conductor de estos hechos de neto corte policial.

Pero hay un enigma sin resolver al que siempre vuelve la memoria, y es un hecho que acompañó la trágica muerte de Soria, aquel 1 de enero del 2012, cuando estuvo misteriosamente desaparecido por varios días el intendente de Catriel, Carlos Johnston.

Esa mañana, a las 7 Johnston salió de su casa en un Volkswagen Vento y tres días más tarde fue encontrado en la localidad de Los Antiguos, Santa Cruz a 1400 Km de su ciudad.

La policía de Río Negro lo buscó intensamente y a los pocos días -el 4 de enero- el secretario de Seguridad César Monzón y Jorge Uribe, Jefe de Policía, informan su aparición. Habían participado de la búsqueda más de 400 integrantes de la fuerza.

Dijeron que se encontraba en perfecto estado, pero extrañamente viajó una comisión policial “especial” a buscarlo a Los Antiguos. No se trasladó de inmediato a Catriel. No sólo eso, el Comisario Alejandro Gatica, de Los Antiguos, expresó que tenía “expresa orden” de no referirse a los detalles de la búsqueda y hallazgo del catrielense. Tampoco se pudo establecer la identidad del hombre que lo acompañaba en su extraña travesía.

El caso Johnston tuvo mucho despliegue en varios medios periodísticos extraprovinciales, que describieron los hechos que rodearon la inexplicable actitud del intendente, que dejó más dudas que certezas.

Por caso, Julio Blanck, editor de Clarín, en el análisis dominical del 8 de enero hizo correr un rumor “que circula en el oficialismo”, con la versión de que “la curiosa desaparición por algunos días del intendente Carlos Johnston, de la localidad rionegrina de Catriel, podría tener vinculación con la inesperada muerte de Soria y con el desarrollo de algunos negocios que desde la política se estaban armando a partir de la vía libre a la explotación de oro”.

En realidad, las primeras sospechas surgieron a raíz del testimonio de Mirtha Espina, corresponsal de Cadena 3 en Río Gallegos, quien aportó un dato impactante y revelador sobre la forma en que se realizó el hallazgo de Johnston en Santa Cruz.

En su reporte, la periodista expresó que el intendente habría sido encontrado con el auto sucio, en su interior con agua y “mucho, mucho dinero”. Desde el oficialismo nunca hubo una aclaración sobre cuánto y de quién era ese dinero y, por el contrario, se impuso un riguroso silencio sobre este tema.

Por eso cada vez que ocurre un hecho como el publicado la semana pasada, las preguntas se multiplican y el misterio continúa…

ADN