Diéguez respondió a opositores por la “década de los Kirchner”

Viedma .– La legisladora Susana Diéguez (Frente para la Victoria) recordó hoy que en pocos días se cumplirá una década de “los Kirchner”, aludiendo que así la llaman los opositores al Gobierno nacional y, en cambio, destacó a través de un extenso comunicado “las transformaciones político-sociales producidas los últimos años” en materia de trabajo, educación, salud y obras públicas, entre otras áreas.El comunicado, titulado “Década ganada: la política como herramienta de transformación”, consigna:

Resulta interesante reflexionar la forma de pensar la política y su influencia en la cotidianeidad de las personas, cómo repercute tanto en lo individual como en lo colectivo, la utilización que hacemos sobre ella y la forma de incorporarla para la determinación de prácticas posteriores.

En pocos días se cumplirá una década de “los Kirchner”, así llamados por los opositores, como si no hubiera nadie más que ellos dos para ejecutar las políticas, tanto en el Gabinete, como en el pueblo que los acompaña y –básicamente- los vota.

Diez años es un número redondo y propicio para el balance, por eso las preguntas deberían ser: ¿Diez años de desarrollo y reducción de la pobreza y la desigualdad o sólo pequeñas transformaciones sociales que afectan a unos pocos? ¿Diez años de crecimiento inclusivo y sostenido o una Argentina que atrasa? ¿Diez años de cambio de paradigma y de lucha contra las corporaciones o creciente autoritarismo en busca de la reelección indefinida? ¿Diez años consolidando un Proyecto Nacional y Popular o populismo alejado de las grandes economías mundiales?
Las respuestas a estos interrogantes las podemos encontrar analizando las transformaciones político/sociales producidas los últimos años, y la repercusión y posterior influencia de un cambio conceptual –pero no por ello menos concreto- de reinterpretación de la política: como visión colectiva, de conciencia social y de participación.

Sería incompleto, entonces, hacer un análisis de la última década, sin mencionar algunos de los logros obtenidos, desde el 2003 a esta parte, realizados por Néstor Kirchner y Cristina Fernández. En lo que respecta al trabajo, la industria, el comercio y los servicios, se crearon casi 200.000 nuevas empresas, un 64% más de las que había al comienzo de este gobierno. Se ha alcanzado un promedio récord de trabajo de casi 500.000 puestos por año.

En educación se duplicó la inversión del PBI en educación, pasando del 3,64% al 6,50% en el 2012. La tasa de asistencia en el nivel primario –gracias a las políticas de Estado- es del 99%; y en cuanto a la educación superior, se crearon nueve universidades nacionales, las cuales generan igualdad de oportunidades para tantos jóvenes que antes tenían obstaculizado el acceso a la educación universitaria. Focalizando en el Plan Conectar Igualdad, ya se ha implementado el 74% del programa y se entregaron 2.213.582 computadoras para los estudiantes de escuelas públicas secundarias.

En 2003, en salud, el calendario nacional era de 8 vacunas y en 2013 existen 16 vacunas obligatorias. El ex presidente Kirchner incorporó la vacuna contra la hepatitis A y en 2008 se dejaron de hacer trasplantes de hígado por hepatitis A. La tasa de mortalidad infantil tuvo una reducción de casi 5 puntos. En el caso de los trasplantes de órganos, se implementó una importante política de difusión, obteniendo grandes resultados.

Con respecto a la obra pública, la cobertura de agua potable y cloacas alcanza ya a 18 millones de personas, gracias a la recuperación de AySA. En el rubro energía, se lleva adelante el Plan de Obras 2003 – 2018, que incluye la puesta en marcha de la obra hídrica más importante luego de Yacyretá y Salto Grande: las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic.

La asignación universal por hijo implementada por Cristina Kirchner permitió que 1.700.000 familias -3.300.000 niños- gocen del derecho de esa asignación, para que esos hijos de trabajadores desocupados o no integrados al sistema tengan acceso al consumo. Jubilados y pensionados pasaron de 3 millones de personas en 2004, a 4,5 millones, que cuentan con cobertura de la obra social de los jubilados. De ellos, el 90% usa los servicios del PAMI. Además, hay 1,5 millones de jubilados con medicamentos con cobertura al 100%. La jubilación mínima era de 150 pesos por mes, hoy es de 2.165 pesos.

Estas son sólo algunas conquistas sociales, aunque faltan muchas por realizar, pero haciendo referencia al planteo inicial sobre el cambio de paradigma y la forma de pensar la política, en términos conceptuales, colectivos y dinámicos, podemos hablar de una transformación cultural, que tiene que ver con la existencia de un Estado presente, activo, regulador y ordenador de las políticas socio-económicas.

Durante este período ha crecido la participación ciudadana y se ha producido una reapropiación de los espacios públicos utilizados por el pueblo para manifestarse y expresarse, contagiando a tantos jóvenes que irrumpieron en la política con la responsabilidad y la alegría que caracterizan al compromiso y a la militancia.

Además, hemos recuperado el concepto de Patria, retomando símbolos y emblemas que habían sido acaparados por la derecha, resignificándolos, como valores de una Identidad Nacional, de un sentir popular, de una pertenencia colectiva que realza la solidaridad y el trabajo colectivo.

El verdadero y velado eje de los cuestionamientos opositores esconde clasismo y se oculta detrás de una corrección política, porque no puede admitir cuál es el gran problema: qué clase social se atiende y se beneficia, hacia qué sector apuntan nuestras políticas, qué ministerios son prioritarios a la hora diseñar estrategias para la sociedad, cómo interviene el Estado cuando aparecen intereses en pugna; básicamente, cómo se redistribuye la riqueza.

Néstor y Cristina han sabido continuar con el legado de Perón, levantando sus banderas y reivindicando las mismas luchas sociales, porque optaron por incluir a una clase invisibilizada, restituyéndole derechos básicos negados hasta entonces, aplicando políticas públicas que aportan a una movilidad social ascendente.

Esta incorporación social es la que moviliza tantas cacerolas indignadas, tantos patrones de estancia -defensores de la 125-, tantos empresarios reclamando un supuesto Estado serio e integrado a las grandes economías mundiales, tanto periodista de la corporación exigiendo y criticando, paradójicamente, libertad de expresión.

Se puede ver en estas actitudes el profundo malestar de una clase aterrada ante la posibilidad de que se modifique el statu quo, con la inclusión de amplios sectores dentro de la economía, que ha podido acceder a los bienes de consumo del mercado, a la salud pública, al mercado laboral formal, a la posibilidad de una educación real de sus hijos y a la terminalidad de muchos adultos, al acceso de paritarias entre los sindicatos y las empresas, a la regulación de las trabajadoras domésticas y amas de casa.

Todos estos logros, al igual que las políticas de integración de los hermanos latinoamericanos, los avances en materia de diversidad sexual, la recuperación de la soberanía mediante el control estatal de YPF, y muchísimos etcéteras, ya son conquistas irreversibles del pueblo argentino y no hay vuelta atrás de ellas. Nos critican por estos logros, por lo que esas críticas no hacen más que estimularnos a seguir luchando por cada vez más justicia social y menos pobres.

Hemos trabajado arduamente en esta década ganada (ganada al neoliberalismo, ganada a los que piensan que el mercado debe regular las relaciones sociales, ganada a los que fomentan la antipolítica, ganada a los que desprecian a los desposeídos), y debemos seguir en este rumbo que hoy nos marca nuestra Presidenta. Y si eso nos acarrea las críticas de los que quieren volver atrás, bienvenidas sean las críticas.

 

PRENSA LEG. DIEGUEZ