Voto a los 16: ampliación de derechos en la década ganada ● Susana Dieguez

Hablar del voto a los 16 años desde una perspectiva psicológica, como una cuestión estrictamente individual, es enfocar el tema de manera errónea. La mejor forma de abordar la temática es desde lo colectivo; es decir, las transformaciones y las prácticas de una sociedad van muchas veces por delante de la legislación, y son éstas las que se adaptan y acompañan esos procesos sociales (que son dinámicos, integrales y participativos). En este sentido, el voto a los 16 años se inscribe en la ampliación de derechos de esta Década Ganada, que también incluyó a minorías sexuales, jubilados sin aportes, amas de casa, etc.

En sintonía con la norma nacional (Ley 26774), la Legislatura rionegrina aprobó un Proyecto de Ley a través del cual se amplía la base electoral, instituyendo el voto de carácter voluntario de personas de ambos sexos. A pesar de haber sido aprobada no deja de generar debates y opiniones encontradas.

Los opositores apuntan a la inmadurez de los jóvenes. Además, acusan una supuesta estrategia del Gobierno Nacional para aumentar la cantidad de legisladores en las próximas elecciones y fogonear una eventual reforma constitucional para habilitar un tercer mandato de Cristina Kirchner.

Los delirios y malas especulaciones políticas no paran de crecer y la capacidad de imaginación y persecución es realmente admirable.

Cabe aclarar que el universo de jóvenes en todo el país entre los 16 y los 18 años es de un millón y medio, de los cuales, seguramente, no votarán todos, y muchos menos su primera vez y aún hay que tener en cuenta que no todos votarán al mismo candidato; esto lo aclaro para intentar reducir el pánico que genera una supuesta masa inconmensurable, acrítica y fácilmente manipulable que se sostiene mutuamente con el kirchnerismo.

Me gustaría ilustrar el sentido de lo anteriormente mencionado con titulares de algunos diarios nacionales con fecha cercana a la aprobación de la Ley Nacional que habilita el sufragio a partir de los 16 años.

“Voto a los 16: el riesgo de transformar las aulas en un mercado electoral” 11-9-2012, Clarín

“Los chicos de 16, entre la falta de formación y el deseo de participar” 7-9- 2012, La Nación

“Voto a los 16 y trampas electorales”, 15-9-12, Perfil

“Voto a los 16: el oficialismo asegura que los jóvenes están «psicológicamente preparados», 5-9-2012, La Nueva Provincia

“Votar a los 16, una maniobra utilitarista”, 6-10-12, Clarín

“La ley del voto joven calificado”, 31-10-2012, sitio oficial de TN

“Votar a los 16: nuevo derecho o maniobra distractiva” 19-9-12, Clarín

Los jóvenes suelen ser un blanco recurrente. Pero lejos de entender la comunicación como una recepción pasiva en un modelo mecánico y unidireccional, cabe la necesidad de concientizar las operaciones, la instalación de temas en la agenda y la estigmatizaciones que producen los medios masivos.

Otro de los ejemplos se puede palpar en la indignación mediática y en gran parte de los formadores de opinión, enfurecidos por la utilización de las pecheras de los militantes de la Cámpora que, con la responsabilidad, constancia y voluntad -propia de la juventud- trabajaron junto a los damnificados por las inundaciones en La Plata. Es llamativo que se critique a quienes recorrieron barrios, escuelas, calles, clubes, poniendo el cuerpo y el alma para ayudar a los inundados. Parece ser justamente eso lo que irrita: la visualización y la profundización de la militancia y del trabajo colectivo.

El problema central radica en la comprobación empírica y real de que hay un cambio en la cultura de la información, donde los jóvenes conocen y contribuyen para la construcción su presente y su futuro; estamos rodeados de adolescentes que viven sus ideas con más fuerza y claridad que las generaciones anteriores.

Esta revolución implementada en los procesos de participación/comunicación son consecuencia de una Década Ganada gracias a las políticas implementadas por el kirchnerismo, que han sabido fomentar un espacio para los jóvenes, incentivado y estimulando su contribución a un modelo de país más equitativo e igualitario, logrando que sean ellos mismos los portavoces de un cambio de paradigma.

La ampliación del derecho al voto de entre 16 y 18 años revela además una actitud innovadora sobre la sociedad, y esa capacidad transformadora e inclusiva ha sido la mayor virtud del kirchnerismo y la que le permitió a Néstor Kirchner ampliar su escaso y complejo escenario de electores con el que había llegado a la presidencia.

Hoy en día los jóvenes piensan un modelo de Nación, de Estado, de economía, de políticas sociales, y muestran un fuerte interés por cambiar las cuestiones más inmediatas que los afectan, afianzando y fortaleciendo su protagonismo en las decisiones públicas.

Ya son parte de este proyecto político y se involucran, militando desde varias organizaciones populares con profundas convicciones, con la certeza que desde el compromiso y la solidaridad se alcanza la Justicia Social. Es imposible negarles la participación en las urnas, los jóvenes ya están participando.

Susana Dieguez

Dip. Frente para la Victoria