La respuesta al Gran Diario Rionegrino ● Santiago Rey

8474Algunas consideraciones y preguntas a propósito de los dichos del subdirector del Diario Río Negro sobre los medios alternativos, insurgentes al relato periodístico que ese medio impuso en la Provincia. ¿Es posible sostener la lógica del Estado inoculador de todos los males por vía de la publicidad oficial? ¿Es necesario que el Gran Diario Rionegrino mienta sobre el financiamiento de pequeños medios on line? ¿O en realidad lo que existe es temor a la pérdida del manejo de la agenda periodística en la Provincia?

Veamos.

Según el artículo del Diario Río Negro “Un nuevo modelo de hacer periodismo está entre nosotros” -publicado el 11 de abril pasado-, el subdirector de ese medio, Aleardo Laría graficó el futuro de los medios “como una actualización de la teoría de Charles Darwin: ‘La especie que sobreviva no será la más fuerte ni la más inteligente, sino la más adaptable al cambio'».

Interesante apelación de supervivencia eligió el representante del Gran Diario Rionegrino para transmitir su ira sobre los intentos de los pequeños medios por desmonopolizar la palabra en la Provincia.

Lógica darwiniana que aplicada a las relaciones sociales, políticas, económicas, trajo consecuencias nefastas para la historia de la humanidad. No olvidemos que la apelación a una metáfora biologista para explicar o exponer fenómenos sociales, ha sido un recurso remanido de todos los totalitarismos que conoció el siglo XX.

Y en el caso de los medios de comunicación, la cita darwiniana se imbrica directamente con el intento por sostener el statu quo mediático, la relación acrítica de los lectores con la prensa, la consolidación de un modelo comunicacional que prioriza el interés empresarial por sobre el periodístico.

Además, Laría miente deliberademente para desprestigiar cualquier asomo de periodismo alternativo. Asegura que “las páginas on line sobreviven gracias a la pauta oficial”, lo cual definió como un “curioso fenómeno”, y apuntó específicamente al “caso de Bariloche, donde conviven nada menos que seis diarios de ese tipo”.

Siempre en un artículo publicado por el Río Negro, Laría interpretó que “tal circunstancia condiciona la posibilidad de manejarse con independencia. Estos medios no consiguen incorporar ingresos de la publicidad tradicional: de cada 10 dólares que se dejan de invertir en los medios tradicionales, sólo uno se deriva al on line”.

Interesante interpretación: la independencia atada exclusivamente a la obtención de publicidad privada. Dos cuestiones sobre este punto. La independencia como valor corresponde más en realidad a la dignidad personal y del medio, que al monto y procedencia de la publicidad. ¿Ingenuo? Puede ser, pero sobran ejemplos de colegas y medios que contando con pauta pública y privada mantienen una sana distancia de la procedencia de los recursos. Por el contrario, los hay quienes son capaces de enlodar la línea editorial por unos pocos pesos; o por muchos dólares generados por la exportación frutícola.

La segunda cuestión. La lógica del binomio Dictadura – ’90s del Estado inoculador de todos los males, y el privado como fuente de pureza, demuestra cuán hondo caló el discurso impuesto a sangre y fuego en los ’70. Laría repite la teoría adornada y avargallosada.

En realidad, intenta evitar que la dinámica de los medios de comunicación y la demanda informativa de la sociedad pongan en riesgo el dominio del Diario Río Negro en la agenda pública provincial. Y lo hace apelando a la estigmatización de los intentos de construcción de otras formas de comunicación.

Todo lo mencionado lo dijo Laría en el marco de un seminario. Junto a un periodista del diario La Nación, el subdirector del Diario Río Negro participó del debate “Entre la verticalidad del Estado y la horizontalidad de las redes sociales: el rol de los medios de comunicación tradicionales”.

El título nos eximiría de mayores suspicacias sobre las motivaciones del encuentro -es hipócrita y reaccionaria la sobrevaloración de la tradición, que es siempre convenientemente beneficiosa para una élite-, pero es necesario decir a modo de respuesta puntual: la publicidad oficial en ANB no llega a representar el 30 por ciento de sus ingresos, y en el caso de la Provincia de Río Negro el aporte en 2012 apenas fue superior al que recibió desde 2007, cuando el medio inició su camino.

Por otra parte, nos consta que otros diarios on line de Bariloche -y otros puntos de la Provincia- no cuentan con publicidad oficial, o tienen un mínimo que lejos está de garantizarles apenas la supervivencia.

Laría elige el camino del desprestigio de otros espacios de comunicación para dar marco al lanzamiento del portal barilochense del Diario Río Negro. Inentendible carta de presentación.

En todo caso, si de publicidad oficial se trata, oculta que el Diario Río Negro -activo participante de la campaña para hacer Gobernador a Carlos Soria- recibe hoy más del 40 por ciento de la pauta oficial del Gobierno rionegrino, monto que sin embargo apenas mueve el amperímetro en relación a las cifras de los aportantes privados y la provincia de Neuquén.

Lo que el subdirector del Diario desafía en realidad, es la lógica que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual de la democracia -votada por amplísima mayoría en el Congreso- puso en el centro del debate. Paradigma que puede resumirse así: el rol del Estado como emisor de pauta publicitaria debe tender más a garantizar la pluralidad de voces y expresiones a través del sostenimiento de los medios chicos y emergentes, que a consolidar a las grandes empresas, responsables de la agendas y los relatos.

Los pequeños y locales medios on line -así como algunas radios FM- han iniciado, consciente o inconscientemente, una tarea de ruptura de la red de dependencia periodística del Río Negro en la Provincia. Comenzaron a construir una agenda propia y a leer críticamente la portada del Gran Diario Rionegrino.

En contrapartida, la dirigencia política rionegrina -gobierno y oposición hoy, roles invertidos antes- aún no perciben la trascendencia que para el sistema republicano tiene poner en crisis un discurso dominante, constructor hace más de 100 años de una historia y una realidad según el molde de los intereses empresariales y económicos que representa.

Y esa dirigencia política le teme al Diario Río Negro. Temen sus tapas, notas, editoriales. Le teman más que a otros poderes. Viven aún ensimismados y provincializan ese gran mito nacional que se ha demostrado ahora inerte: “Ningún gobierno soporta tres tapas de Clarín”. Y bajo ese síndrome coercitivo, ningún representante del proyecto nacional en la Provincia atina a levantar la voz para responder las diatribas anti kirchneristas del Diario, manifiestas en los editoriales o desembozadas en reclamos devaluatorios en dos tapas en días sucesivos. Un ejemplo: la dirigencia del Frente para la Victoria rionegrino responderá al integrante del Superior Tribunal de Justicia, Enrique Mansilla, sus dichos sobre el proceso de democratización de la Justicia (“Pone en riesgo la república”, arriesgó el juez), pero nada dijo del editorial de Laría, 48 horas antes, sobre el mismo tema, en un mismo sentido, y plagado de acusaciones.

Aquella intervención del subdirector del Gran Diario Rionegrino en el seminario, concluye paradójicamente -una reminiscencia tal vez de su olvidada militancia revolucionaria de los ’70- con una contradictoria definición: “El futuro de la prensa no sólo interesa a los empresarios. Los medios son un bien público insustituible en la sociedad democrática».

Si la lógica que pretende Laría fuera genuina, no apealaría al desprestigio de otros medios, independientemente de su formato. Y no lo haría desde la banalidad de acusarlos por el monto o procedencia de la publicidad. Si de verdad se desea medios al servicio de la democracia, la pluralidad es su garantía y la concentración el mayor riesgo.

Entonces sí, en ese camino de pensamiento, los medios son un bien público insustituible en la sociedad democrática. Todos los medios lo son, todos, y cada vez más.

Santiago Rey
ANB

Titulo original: Aporte al debate sobre los medios en RN, la publicidad y la “independencia”

NOTA DEL DIARIO RIO NEGRO