Las cosas en su justo lugar ● María José Bongiorno

El asesinato de un vecino de la ciudad de Cipolletti ha generado las lógicas repercusiones en todos sus habitantes y en la mayoría de los rionegrinos. Hemos escuchado distintas voces con el lógico y entendible reclamo de justicia al que, desde ya me sumo, solidarizándome con sus familiares y amigos.

Cuando suceden este tipo de tragedias –la pérdida de un familiar así puede calificarse- se alzan distintas voces críticas. No es antojadizo que así ocurra. Sin embargo, el mezquino aprovechamiento político también está al alcance de la mano.

La cuestión me toca por distintos motivos. Como madre, vecina de la ciudad, abogada y legisladora nacional. Y, en base a esto, me permito formular estas reflexiones que tienden, en verdad, a poner las cosas en su justo lugar.

Quiero destacar que, como Senadora Nacional, el tema de la inseguridad, de las penas a los distintos delitos y de los regímenes de excarcelación, me ha preocupado sobremanera. He trabajado arduamente al respecto, en muchos casos, con otros colegas de bancada.

En ese entendimiento, es dable informar que he presentado numerosas iniciativas parlamentarias. Entre otros, proyectos sobre violencia de género, sancionándola con reclusión o prisión perpetua; inhabilitación agravada al doble de la pena para los autores de los delitos sexuales; incorporación al Código Penal del delito de femicidio; imposibilidad de aplicar el llamado “juicio abreviado” (probation) en los casos de abusos sexuales contra menores; creación del Registro Nacional de Condenados por Delitos Sexuales; imposibilidad de aplicar la condena condicional para los autores de delitos sexuales y otras conductas penadas de gravedad; incorporación de la figura del grooming como delito en el Código Penal; modificación del régimen de prescripción de los delitos sexuales; imposibilidad de aplicar el instituto de la “condena en suspenso” para reincidentes.

Amén de ello, he acompañado con mi voto numerosas iniciativas en las que se apuntaba a eliminar la posibilidad de gozar irrestrictamente de la libertad condicional o figuras similares.

Y ello responde a una férrea convicción personal: la sanción efectiva para los autores de delitos, sobre todo, de aquellos que están revestidos de una determinada  gravedad, no sólo por la cuantía de la pena, sino también por los devastadores efectos que provocan en la víctima y/o su grupo familiar.

Sin embargo, vemos como se suceden fenómenos que nos parecen hasta increíbles. Delincuentes que vuelven a reincidir encontrándose en cumplimiento de condenas en suspenso o libertad condicional; errores procesales que permiten su libertad o, simplemente, ausencia de juzgamiento.

La impresión de que “entran por una puerta y salen por la otra”, como suele decirse en las calles gana, pues, credibilidad.

Debo manifestarme de manera enfática en contra de esta tendencia. Respeto el derecho de los juzgados y procesados, pero el garantismo no puede ser sinónimo de impunidad. Ningún propulsor de esta doctrina jurídica podría sostener tamaño dislate.

Me permito reproducir aquí las palabras que la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner pronunció el 18 de diciembre último; “los argentinos tenemos derecho a que los jueces nos defiendan”, agregando que “es necesario que algunos sectores de la justicia entiendan que los ciudadanos estamos reclamando protección”.

El accionar judicial debe dirigirse en ese camino. En la efectiva sanción de los delincuentes, en el cumplimiento efectivo de las penas, en la apreciación severa de aquellas situaciones en las que se otorga la libertad condicional o la condena en suspenso. Hay instrumentos normativos para aplicar y evitar la sensación amarga que queda en la sociedad; sólo es cuestión de ponerlos en marcha.

Desde el rol que me toque ocupar seguiré incansablemente abogando por una justicia rápida, efectiva y estricta, que esté del lado de los ciudadanos. Su democratización, a esta altura, parece imprescindible. Y el efectivo juzgamiento y cumplimiento de las penas, también.

Dra. María José Bongiorno

Senadora Nacional