“La seguridad se construye entre todos” ● Migel Saiz

Sin dudas que la inseguridad y la violencia son temas de alta complejidad y tienen que ser analizados sistemáticamente, ya que son varios los factores que se tienen que tomar en cuenta para enfrentar con éxito esta problemática.

Todos, o al menos la inmensa mayoría de los rionegrinos, queremos vivir en una sociedad segura y una sociedad segura es la que se anticipa al delito, no la que va detrás.  Es la que pierde sus miedos y confía en sus propias fuerzas para salir adelante y recuperar la seguridad integral.

Las mejores políticas se construyen entre todos y se implementan entre todos. Es esta la única manera de que también beneficien a todos.  Ninguna persona puede por sí sola resolver los problemas que hoy enfrentamos. No se trata de ir probando funcionarios, sino de establecer políticas claras y un plan de acción adecuado, orientando y definiendo el rumbo a seguir, que es un deber del estado.

Es fundamental que el gobierno involucre en esta difícil cuestión al conjunto de la sociedad para que se sume a ese programa a fin de poder superar el grave problema. Hace falta el compromiso y la influencia positiva de todos los sectores de la comunidad: el gobierno, y los jueces, legisladores, municipios, la familia, periodistas, la Iglesia, las organizaciones sociales y comunidades religiosas, los partidos políticos, y los empresarios.

Esto significa democratizar el espacio público a través de la distribución de las responsabilidades con otras formas de organización adicionales a las estrictamente gubernamentales. El gobierno no es tarea de solitarios ni necesariamente de personas infalibles. La seguridad se construye entre todos. Todos debemos cumplir y hacer cumplir la ley para defender la vida y la libertad.

Soy un convencido de que el diálogo con las respectivas organizaciones debe presidir y acompañar decisiones políticas estratégicas de los gobiernos. He sido y soy un obsesionado defensor y promotor del diálogo que, en el ámbito político, significa el reconocimiento del otro, no como antagonista sino como interlocutor e intérprete de la sociedad desde una perspectiva diferente de la propia.

Me tocó padecer durante mi gestión a quienes conciben a la violencia, a la generación de conflictividad social, como un instrumento de la política; hubo quienes utilizaron el dolor para intentar menoscabar y ensuciar a un gobierno. Nunca, jamás, me van a encontrar en una posición tan degradante y perversa. Por el contrario, toda mi vida he propiciado rescatar los valores y la solidaridad como metas irrenunciables.

 

Si cada uno asume la responsabilidad de sus actos, habrá muchos menos riesgos para nuestra gente y serán menos los errores de los gobernantes. Ese sentido de la solidaridad y del esfuerzo común y de responsabilidad colectiva debe ser afirmado con energía, porque una provincia no es una simple coexistencia de habitantes sino una unión solidaria en el tiempo y en el espacio para fines superiores.

 

Insisto, la inseguridad ciudadana no solo es un problema de la policía o del gobierno. Nosotros, los ciudadanos debemos estar involucrados.

Para combatirla no sólo se trata de endurecer las leyes penales, sino de instrumentar políticas que ataquen las verdaderas causas de los delitos. Alguna vez dije y lo sostengo, no se trata de mano dura o mano blanda, lo que debe existir son políticas de mano justa.

 

Los tiempos y las cosas han cambiado. Hay nuevas realidades pero también persisten muchas de las condiciones que afectaron a los sectores menos favorecidos de la sociedad, y hay que trabajar todos los días para superarlas.

 

Creo en la necesidad que los gobiernos locales en consonancia y coordinación con el gobierno provincial lideren la seguridad en sus respectivas jurisdicciones y se pongan en marcha programas contra la violencia intrafamiliar, el consumo de alcohol y drogas, la exclusión social, la recuperación de espacios públicos. Es necesario escuchar a los actores locales. La participación comunitaria es fundamental para la consolidación de una verdadera política pública de prevención primaria.

Actuar preventivamente sobre factores como la degradación ambiental, el desempleo, problemas de saneamiento, iluminación pública, lugares de recreación, cultura, deporte, etc. traen beneficios efectivos para la Seguridad Pública.

Apuesto a que podemos entre todos con espíritu constructivo y de buena fe superar esta difícil encrucijada y encaminarnos en la verdadera construcción de una sociedad más equitativa y fundamentalmente menos violenta.

 

 

Miguel A. Saiz