Colaterales y riesgos del corrimiento ● Claudio Scaletta

El corrimiento de la barrera decidido por el Ministerio de Agricultura no es sólo una cuestión sanitaria o administrativa, sino un hecho que tendrá importantes consecuencias económicas; diferenciadas según se trate de ganaderos, frigoríficos o consumidores.

Desde ahora, los frigoríficos regionales deberán abastecerse con ganado local. Como existirá una mayor demanda para una oferta limitada, el primer efecto será una disparada de los precios de la hacienda en pie y, junto con ella, de los precios minoristas zonales, lo que significa una potente transferencia económica desde los consumidores al sector ganadero.

El punto en debate es si este resultado “no deseado” será sólo un fenómeno transitorio, un costo a pagar por ascender a un escalón productivo superior, con un circuito regional más integrado (ver nota relacionada).

Ciclo virtuoso

En un ciclo económico virtuoso se supone que frente a la oportunidad de mayores precios se producirán inversiones ganaderas para aumentar la oferta local, oferta que además podría ser exportada con un estatus sanitario superior y, consecuentemente, con acceso a mercados más exigentes y de mayores precios.

 

Ciclo vicioso

El punto en duda es si habrá ganaderos con el necesario espíritu inversor que reaccionen frente a los mayores precios o si, en cambio el corrimiento de la barrera no generará solamente un mercado cautivo de más altos precios, como sucede en otras áreas de la Patagonia.

El peor escenario es que estas inversiones no se produzcan y que simplemente “se importe” carne procesada desde fuera de la región, lo que significará una declinación de la actividad frigorífica situada en lo que hasta ahora se conocía como Patagonia Norte A (ver imagen). En este caso, no solamente los consumidores pagarán mayores precios, generando una transferencia a los ganaderos, quienes gozarán de una renta extraordinaria caída del cielo, sino que se reducirá la actividad económica y el empleo.

 

A favor y en contra

Del análisis económico se deduce quienes están a favor y quienes en contra del corrimiento.

Sin dudas están a favor los ganaderos, quienes argumentan el citado ciclo virtuoso de mayor demanda, inversiones y mayor oferta. Desde los organismos sanitarios, el corrimiento de la barrera se percibe como una simplificación administrativa y una potencial fuente de recursos constantes (vía aranceles de entrada y salida) para mantener el financiamiento de los programas sanitarios. También se considera loable ascender a un estatus sanitario superior.

El bloque en contra, en tanto, es más heterogéneo. Por un lado están los frigoríficos ubicados en la extinta Patagonia Norte A. “SR” en Neuquén, el único importante, ubicado en la ciudad capital y Fridevi, en Río Negro. En cambio, se muestra a favor un frigorífico de Bariloche que actualmente ya se abastece de ganado exclusivamente regional.

Quienes no tienen voz directa en la discusión son los consumidores, a los que se supone representados por el poder político y quienes, aun en el mejor de los escenarios, padecerán el impacto “inicial” de mayores precios.

 

Gestión ausente

Probablemente una gestión pública más eficaz hubiese recurrido a la sintonía fina. Una opción era no tomar la medida “de golpe”, sino haber establecido un período de transición para que todos los actores de la cadena puedan adaptarse al nuevo escenario. Incluso acompañando la transición con planificación e incentivos. Claro que esto significaba “gestión”, idea ausente en el gobierno rionegrino, que, a juzgar por las declaraciones del gobernador del 27 de febrero en Catriel, no estaba en absoluto informado, no sólo de la inminente decisión de Nación, sino tampoco de la realidad del circuito cárnico provincial, que, de acuerdo a datos de INTA, entre 2008 y 2011 redujo su stock de animales el 42%, es decir, difícil imaginar un momento económico más inadecuado para decidir el corrimiento.

 

Claudio Scaletta

Producción Sur