Naturalizar la violencia ● Agrupación Confluencia UnTER

Somos docentes.  Con todo lo que eso significa. Vestimos nuestro trabajo como un pijama en invierno, vistamos la ropa que vistamos siempre lo llevamos puesto.  Pero también tenemos el derecho y la obligación de trabajar ocupando otros espacios  que no son el aula, apostando a construir desde ese otro lugar una sociedad más justa e inclusiva.  Porque aunque no estemos dando clases, siempre somos docentes, hacemos docencia.  Cuando militamos, en nuestro sindicato, también…  o por lo menos así debería ser.

Desde nuestro humilde lugar de participación política sindical vemos, con preocupación, cómo parece que algunos/as compañeros/as dejan de ser docentes, maestros, maestras, profesores y profesoras; cuando participan en los espacios que brinda el sindicato.  Y “des-enseñan”, se olvidan lo que repiten todos los días en la escuela, se convierten en la antítesis de lo que pregonan con los chicos y chicas.  O lo que sería mucho peor, quizás delatan lo que realmente piensan y lo que hacen en la escuela es actuar de docentes.

Estas últimas asambleas y congresos que realizamos en nuestro sindicato para analizar la situación salarial y los avances en la política educativa que queremos impulsar como trabajadores, desnudaron actitudes violentas; violentas desde lo simbólico y desde lo concreto también.  Al parecer, pensar distinto nos pone en veredas opuestas; y promover modelos de sindicalismo diferentes basta para que algunos/as te consideren un enemigo… aunque seamos compañeros y compañeras.

Insultos en las asambleas, insultos en los congresos.  Gritos, irracionalidad.  No importa lo que digas, si lo decís vos está mal, si lo digo yo, aunque digamos lo mismo… está bien.

Se cercena con gritos y chicanas la posibilidad de expresarse a algunos compañeros/as, olvidando la democracia que nos caracteriza.  Vivimos, la mayoría de los docentes de la provincia, en localidades pequeñas; nos dejamos de saludar, hablamos mal del otro/a… compartimos la escuela, enviamos a nuestros hijos e hijas a las mismas escuelas… en definitiva, una locura a la que consideramos hay que poner freno.

Las agresiones físicas y las amenazas, también están presentes.  En nuestra localidad (Cinco Saltos), sin ir más lejos, un delegado de otra organización gremial amenazó de muerte a una compañera en el estacionamiento de un conocido supermercado… una persona que asumió ser responsable de daños en el auto de la compañera a la vez que amenaza a la Agrupación Confluencia y a otras compañeras que no son de la agrupación.  A otro compañero, en Viedma, lo agredieron físicamente… ya lo habían amenazado.

Como agrupación, no compartimos estas metodologías; es más, LAS REPUDIAMOS. Porque queremos a nuestro sindicato.  Nos podemos enfervorizar en la discusión, pero nunca vamos a insultar a un compañero o compañera.  Así también tenemos claro que la pluralidad de los grupos enriquece las singularidades; en cambio, para los autoritarios o se está con o se está en contra. El otro, que piensa diferente es el enemigo; no es una cuestión de modales, es una cuestión ideológica.

Llamamos a la reflexión, invitamos a pensar otras relaciones dentro de nuestro sindicato.  No somos ingenuos, no pretendemos una UnTER sin diferencias internas… dejemos de mentir: no existen los buenos y los malos.  Todos cometemos errores.  Pero mínimamente, tengamos memoria de nuestro trabajo diario con los pibes y pibas cuando participamos en los espacios del sindicato.

 

Agrupación Confluencia Cinco Saltos

UnTER