Caso Soria – Freydoz: El turno de los alegatos

Roca (ADN).- La fiscal de Cámara Laura Pérez y el abogado defensor Alberto Richieri tendrán este miércoles la responsabilidad de emitir sus alegatos, en el marco de la última jornada del juicio oral que se le sigue a Susana Graciela Freydoz por el homicidio calificado por el vínculo y agravado por el uso de arma de fuego de su esposo y extinto gobernador Carlos de Río Negro, Carlos Ernesto Soria, que desde el 15 de octubre se realiza en la Cámara Primera del Crimen de General Roca, integrada por los jueces Carlos Gauna Kroeger, Fernando Sánchez Freytes y María Evelina Garcia Balduini. La sentencia, que podría llegar incluso a prisión perpetua, se conocería el próximo lunes 19 de este mes.

Tal como adelantó en declaraciones a la prensa el abogado patrocinante de Freydoz, Richieri, apuntará en los alegatos a cuestionar la mecánica del hecho que establecieron los peritos del Centro de Investigaciones Forenses de Salta que determinaron, en base a los datos recabados por la Policía rionegrina en la escena, que la acusada habría disparado con un revólver S&W calibre 38 dentro del dormitorio matrimonial de la chacra de Paso Córdoba parada a los pies de la cama a una distancia del entre 0,70 y 3,90 metros contra Soria, quien se encontraba recostado sobre la cama de dos plazas.

También remarcará las contradicciones que interpretó quedaron tras la autopsia, ya que a su entender no está claro si Soria falleció por las heridas cerebrales que le produjo el disparo o por asfixia, basándose en signos que fueron detectados en las vías aéreas superiores y en los pulmones de la víctima.

El defensor de Freydoz también se apoyará en las apreciaciones que hicieron a lo largo del juicio los dos peritos de parte: por un lado, el médico, psiquiatra y psicólogo  Carlos Luis Miguel Cornaglia quien consideró que Susana Freydoz deliraba y no comprendía, ni podía dirigir sus acciones la noche del primero de enero de 2012 cuando ultimó de un disparo a su esposo. El experto remitió a un historial de adicciones a psicofármacos y alcohol de parte de Freydoz que a su criterio podrían haber contribuido al estado de delirio que desencadenó la tragedia familiar e institucional.

Para Cornaglia, Freydoz «sufre de un problema crónico, muy anterior a lo que sucedió en la noche del hecho» y detalló que a su criterio se trató de de «una intoxicación crónica con alprazolam, una intoxicación tóxica con etanol», que derivaron en «un delirio pasional de celos y lo que se denomina un trastorno bipolar. «En la noche del hecho, además una intoxicación aguda con alprazolam y con alcohol que se potencian entre si y que agravan el trastorno bipolar y el problema del delirio pasional, los dos cosas se agravan y terminan en los hechos que son de público conocimiento».

El otro perito de parte, el médico forense y psiquiatra Delfín Delgado cuestionó las tareas que se desarrollaron en la escena del crimen, el dormitorio matrimonial de la chacra, que según Delgado no se tomaron los recaudos para evitar contaminar la escena y perder algunos rastros como manchas de sangre en el lugar y en la propia arma que fueron alteradas y hasta eliminadas por el personal policial. Incluso, aseguró que no se realizó un hisopado en el interior del cañón del arma para determinar la existencia de sangre de Soria que contribuya a la teoría de la defensa de un disparo a corta distancia en el marco de un posible forcejeo.

De acuerdo a Delgado, las manchas de sangre que se perdieron por el supuesto mal trabajo policial «podrían haber aportado información espacial» de la escena del crimen. También apuntó a 118 manchas de sangre que detectó en 12 sectores diferentes del revólver calibre 38 que podrían abonar la versión del disparo a muy corta distancia. Del arma puntualmente refirió estaba «adulterada», que «tenía modificaciones en el pestillo» y que «se disparaba con una presión muy inferior a la descrita por los peritos».

A diferencia del resto de los peritos que intervinieron en el juicio, Delgado manifestó ante el Tribunal que a su entender la herida que recibió Soria se trataba de un disparo a «boca de mina con punto de contacto firma» -es decir un disparo con la pistola apoyada sobre el rostro- y fundamentó su postura en una foto de la autopsia en la que se ven marcas de supuestas quemaduras por disparo con armas de fuego, que ninguno de los otros médicos que vieron el cuerpo in situ detectaron.

La fiscal Pérez se apoyará en los testimonios de los psiquiatras que analizaron a la imputada: el médico forense Ismael Hamdan señaló que en la primera entrevista que mantuvo con Freydoz, la mujer manifestó  un marcado desmoronamiento personal, temor de ir a la cárcel, incapacidad personal de hacer frente a la situación y ciertas ideaciones de prejuicio hacia el Poder Judicial.

Este médico fue quien semanas después sugirió internar a Freydoz, quien permanecía en la casa de su hermana en la vecina localidad de Allen, ya  que si bien no era un peligro inminente, existía riesgo de una crisis, porque la mujer había llegado a la etapa de ideación suicida, que se materializó en algunos mensajes que escribió en los que daba cuenta de su intención de guardar los psicofármacos que le suministraban, para luego supuestamente intentar quitarse la vida consumiéndolos de una vez.

Para el psicólogo forense del Poder Judicial Sergio Alejandro Blanes Cáceres,  Freydoz padecía «un episodio depresivo grave sin brotes psicóticos». Casi en idénticos términos graficó el cuadro la psiquiatra Alicia Hermida, médica del Área de Salud Mental del Hospital de Cipolletti donde permanece internada la imputada, quien detalló que el 28 de enero cuando Freydoz ingresó a internación padecía «un episodio depresivo grave, sin síntomas psicóticos y con ideación suicida».

El perito oficial Ricardo Risso, ex especialista en esa materia de la Corte Suprema de la Nación y del hospital psiquiátrico Borda, confirmó que tras las entrevistas que pudo mantener con Freydoz se alejó de las hipótesis que hablaban de «locura» y «psicosis» en torno al hecho, y ratificó su postura inicial de que la acusada actuó en el marco de una situación de «emoción violenta», que de ser acreditado por los jueces podría actuar como un atenuante en la condena.

Sobre las causas de la muerte de Soria, los médicos que hicieron la autopsia Adolfo Scatena y Marcelo Usal, sostuvieron en sus conclusiones que la muerte de Soria se produjo debido a las lesiones destructivas que ocasionó el disparo en el cerebro y a la profusa hemorragia que generó. De acuerdo a los expertos el proyectil calibre 38 impacto en la zona de la mejilla izquierda debajo del ojo, rompió el hueso e ingresó al cerebro por el hemisferio izquierdo, rompiendo a su paso distintos lóbulos para luego detenerse prácticamente en la mitad del cerebro. La fuerza cinética del proyectil generó además importantes daños por reacción en el hemisferio derecho, ocasionando heridas y hemorragias internas.

Los médicos forenses reconocieron que  «no era la típica herida de bala de larga distancia», que si bien «el orificio de entrada del proyectil estaba desgarrado, no encontramos rastros de pólvora o tatuaje» y que justamente por estas particularidades se resolvió solicitar estudios microscópicos adicionales que permitieran establecer la presencia o no de pólvora y otros elementos para determinar fehacientemente la distancia a la que se efectuó el disparo que acabó con la vida del gobernador Soria.

Posteriormente, estudios microscópicos y de barrido electrónico que se realizaron en Buenos Aires y Salta confirmaron está postura en el laboratorio y finalmente en las pericias balísticas se determinó que Freydoz habría disparado estado entre 70 y 390 centímetros de distancia de la víctima fatal.

Los integrantes de la Cámara Primera del Crimen tras la realización de los alegatos tendrán doce días corridos para redactar el fallo y dar a conocer la sentencia, cuya lectura esta prevista para el próximo lunes 19 de este mes. (ADN)

 

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