Nuevos testimonios abonaron la teoría de los celos enfermizos de Freydoz

General Roca (ADN).- En la segunda jornada del juicio oral y semipúblico que se le sigue a Susana Freydoz por el homicidio de quien fuera su marido, el extinto gobernador Carlos Soria, los relatos de los testigos abonaron la teoría de los «celos enfermizos» que manifestó hacía Soria durante los últimos dos años la acusada. También se hizo referencia a que el desaparecido mandatario siempre portaba armas, especialmente en la chacra y cuando viajaba en su automóvil.
La audiencia comenzó alrededor de las 9 de la mañana en el auditorio de los Tribunales de General Roca, Freydoz llegó acompañada por su abogado Alberto Richieri y una custodia de cinco policías de civil, tres hombres y dos mujeres, además de la acompañante terapeútica que la asiste permanentemente.
Consultada por el presidente de la Cámara Primera del Crimen, Carlos Gauna Kroeger, sobre sí quería nuevamente retirarse de la audiencia hacia una sala contigua como hizo en la primera audiencia, contesto con un escueto «sí» y fue autorizada a dejar el auditorio. Nuevamente se la volvió a notar apagada, con la mirada en el piso, vestida casi con las mismas prendas que lució el primer día del proceso, salvo que en vez de remera negra optó por una blanca.
Posteriormente Gauna Kroeger hizo desalojar la sala atento a que el primer testimonio iba a ser el de Martín Soria, a quien al igual que sus tres hermanos, se le concedió el privilegio de declarar a puertas cerradas sin público, ni prensa. Pero pocos minutos después se rehabilitó el ingreso del público a pedido del propio Soria, quien desistió de acogerse al beneficio.
Soria hizo un relato de la noche del 31 de diciembre en la chacra, luego contó que se retiró a su domicilio y que justo cuando llegaba recibió un llamado desde la chacra que le alertaba sobre lo ocurrido. Inmediatamente tomó su auto y regresó. Cuando ingresó al cuarto del matrimonio, relató que vio sobre la cama del dormitorio matrimonial «a mi viejo desnudo, con sangre en toda la cara», que se arrodilló a sus pies y le dijo «aguanta viejito ya llega la ambulancia». Quebrándose por momentos señaló que «fueron segundos que parecieron horas».
Sobre su madre contó que la encontró en un baño forcejeando con su hermana y que le dijo «hija de puta qué le hiciste a papá». «No me voy a olvidar nunca de esos ojos… era como un perro que acababa de morder… nunca le había visto esa mirada».
Relató que «tenía la impresión de que (Soria padre) todavía respiraba» y cómo lo subió a la ambulancia ayudando al médico y al enfermero, luego que siguió a la ambulancia hasta el Hospital Francisco López Lima. Soria detalló que su padre «tenía los ojos, como estallados, como salidos» y que al llegar al Hospital «le hicieron reanimación por media hora, hasta que les dije basta, faltaba que le saltaran con las rodillas en el pecho». «Así se fue mi viejo», señaló con un hilo de voz.
Soria confirmó las constantes escenas de celos que le hacía Freydoz a su padre y relató varias anécdotas para graficarlo: entre ellas que una vez Freydoz y una amiga siguieron al auto de Soria para ver con quien iba y que resultó ser él; en otra oportunidad cuando Soria padre aún era intendente un funcionario municipal encontró a la acusada atrás de un árbol espiando hacía el despacho, ante la consulta de qué estaba haciendo la acusada habría respondido «ese hijo de puta tiene una mina», lo que fue negado por el funcionario, que le explicó que estaba trabajando en su despacho.
«Ella tenía una obsesión con él», sostuvo, pero explicó que «siempre fueron así» y que «podían pasar del amor al odio en segundos». Reconoció que su madre era muy meticulosa en todos los órdenes de la vida y que en broma por esa característica Soria la llamaba «la alemana». Igualmente remarcó que nunca hubo violencia física entre sus padres y que nunca pasaban de los gritos e insultos.
Sobre al arma con la que fue asesinado Soria recordó que era un viejo revólver calibre 38 que era de uno de sus abuelos. El intendente reconoció que su padre siempre tenía el arma a mano, «para sentirse seguro». También relató que durante «los últimos tres años de campaña llevaba el revólver escondido en el auto». «La llevaba en el portapapeles del auto, no se olviden que combatíamos una mafia en Río Negro». Se preocupó en dejar claro que «era cuidadoso» y que «mi viejo no era un pistolero».
Respecto a la pareja señaló que «ni él, ni ella se hubieran separado nunca» y que «los dos eran celosos». Relató que en el último año y medio para escapar a los constantes planteos de Freydoz, Soria padre buscaba refugio en las casas de sus hijos, por lo que era habitual que varias noches a la semana Freydoz y Soria cenaran con sus familias».
Al referirse a su madre, relató que «no era alcohólica», aunque reconoció que en el último año siempre que cenaban ella llegaba con su botella de vino blanco. En relación al consumo de pastillas reconoció que su padre le dijo que su madre tomaba alcohol con pastillas, «yo no le creí». Relató que Soria padre toma por prescripción médica Lexotanil y Alplax, dos potentes fármacos, y que en ocasiones Freydoz llegó a ponerle medio Lexotanil picado en el mate, para que se quedara en su casa.
Al ser consultado sobre las supuestas infidelidades en las que creía Freydoz, sostuvo que «puedo dar el nombre de 20 personas sobre las que se decía que eran sus novias» y recordó que incluso en 1994 se hablaba de que Lilita «Carrió era la novia de Soria», cuando en realidad sólo eran amigos.
Martín Soria sostuvo que de haberse enterado de alguna relación extramatrimonial de Soria «no se lo hubiese permitido, por respeto a la madre de sus hijos».
En su declaración el hijo del gobernador fallecido, apuntó también a «personajes» que a pocas horas de la tragedia salieron a decir «que era un caso de violencia familiar», aunque dirigió sus afirmaciones principalmente al actual presidente del STJ, Víctor Hugo Sodero Nievas, nunca lo mencionó con nombre y apellido.
También argumentó que «no es justo que se hable de un juicio semipúblico» y aludió a los artículos 75° y 79° del Código de Procedimientos», que habilita a familiares directos o víctimas a declarar a puertas cerradas.
Al término de su declaración la vocal María Evelina García Balduini, la única integrante del Tribunal que votó en contra de las declaraciones a puertas cerradas de los hijos de Soria y Freydoz, se dirigió a Martín Soria y le dijo «ha sido un acierto su decisión… le da legitimación total al proceso… y «humaniza el proceso y lo humaniza a usted». Sobre el final de la declaración Soria pidió acotar algo más, algo que le fue negado por el presidente del Tribunal que dio por terminada la declaración.
La nuera la veía muy flaca y deprimida
Leyla Aschkar, esposa de Martín Soria, efectuó la segunda declaración de la jornada, aseguró que «en el último tiempo -Freydoz- bajó mucho de peso» y que «estaba depresiva desde su cumpleaños 60». Señaló que la mujer manifestaba celos hacía su marido de manera permanente: «no era normal, era exagerada, era el único tema en su vida». Agregó que «era una persona muy cerrada» y que «no tenía confidentes». Relató además que Freydoz comenzó a ir a un psicólogo, pero que abandonó después de dos sesiones, también coincidió con otros testigos que aludía permanentemente a la mezcla de pastillas y una copita vino blanco para relajarse.
Contó que desde la campaña Soria y Freydoz habían decidido que si ganaban en las elecciones ambos se irían a vivir a Viedma, y remarcó que Freydoz «quería estar siempre con él». Insistió además respecto a los celos «con el tiempo me pareció que veía demasiados fantasmas».
Relató que en la cena Freydoz tomó daikiri, vino blanco y champan y que para ella «había tomado de más, me di cuenta por como hablaba». Respecto a su estado actual, Aschkar señaló que ve a su suegra «mal, perdida, distraída, no está bien. No es la mujer que yo conocí, es otra persona».
El concuñado dijo que Freydoz estaba incoherente después del hecho
Angel Pedroza, el esposo de la hermana de Susana Freydoz, fue la tercera persona en prestar testimonio en la jornada, confirmó que fue uno de los primeros en llegar a la chacra después del trágico hecho y aseguró que se encontró con la acusada balbuceando y diciendo cosas incoherentes, como «los arruine, los arruine». Aseguró que nunca había visto a Freydoz con un arma. Relató que el revólver calibre 38 con el que mató a Soria era propiedad del padre de Freydoz y que Carlos Soria lo llevó a su chacra cuando su suegro falleció y que lo utilizaba por seguridad, agregó que la víctima tenía además una escopeta Itaca que le habían regalado cuando fue Secretario de Seguridad y Justicia de la provincia de Buenos Aires.
Pedroza contó también que Soria le había manifestado «estoy podrido, no aguanto más» en relación a las constantes escenas de celos de Freydoz y que estas se incrementaron durante la campaña proselitista de cara a las elecciones del 25 de septiembre del 2011. Pedroza le preguntó en ese momento por qué no se separaban, pero no recibió respuesta de Soria.
Confirmó que Freydoz sospecha de la existencia de una amante y que habitualmente hacia referencias en términos despectivos a «gatos» e «hijos bastardos», al parecer haciendo referencia a un hijo extramatrimonial del hermano de Soria, quien falleció tiempo atrás debido a problemas cardíacos, explicó.
Goinhéx: Freydoz estaba más irritable en los últimos años
El cuarto testimonio fue el del actual titular de Canal 10, Julián Goinhéx, estrecho colaborador del fallecido Soria. Se preocupó en aclarar que no mantenía una relación de amistad con la esposa del dirigente roquense y que «trataba de evitar el diálogo con ella», producto de «varios cruces» que protagonizó con ella. Dio a entender que estas diferencias se debían a los «celos enfermizos» de Freydoz quien habitualmente presionaba para que reubicaran a empleadas jóvenes lejos del despacho de Soria cuando este era intendente.
Goinhéx recordó otro caso, cuando Freydoz le pidió que retirara «a esas dos putitas» de un sector vip de la Fiesta de la Manzana, señalando a dos funcionarias municipales. En la misma línea detalló que ante la presencia de cualquier mujer menor de 40 años cerca de Soria, «Freydoz generaba escenas».
El funcionario provincial reconoció que el matrimonio había tenido una crisis hace dos o tres años producto de un mensaje o una llamada telefónica, aunque aclaró que no estaba en los planes de Soria separarse. Sostuvo que para Freydoz sólo había «aliados o enemigos» y que en los últimos tiempos había decidido no atender a los llamados telefónicos de Freydoz, que siempre estaban vinculados a la cuestión de los celos.
También confirmó que era habitual que Freydoz aprovechara cuando Soria descansaba para revisarle los teléfonos celulares, para ver llamadas y mensajes enviados y recibidos, y que incluso en horas de madrugada llamaba a los números registrados en la agenda para comprobar a quienes pertenecían realmente. Soria estaba al tanto de la situación, indicó.
Carlos Soria hijo declaró sin público
Al igual que su hermana, María Emilia, Carlos Ernesto Soria hijo, prefirió responder a las preguntas de los jueces, fiscal y abogado defensor a puertas cerradas, sin público, ni prensa, aunque en un primer momento Richieri había anunciado que podría desistir del privilegio al igual que su hermano Martín. Finalmente nada de esto ocurrió. Y los periodistas que cubrían el caso se retiraron de los Tribunales.
Mañana será la tercera de las ocho audiencias establecidas para el juicio, extroficialmente se supo que los testigos citados serían: Germán Soria, Ramiro Saffini, Santiago Pagano, Victoria Argañaráz y Carlos Segundo Argañaraz.