A 57 años del golpe ● Silvina García Larraburu

El calendario marca otro 16 de septiembre, una fecha oscura de la historia Argentina. Hace 57 años la revolución fusiladora desterraba al gobierno popular y democrático del Gral. Juan Domingo Perón, marcando de esta manera el inicio de un período de persecución, censura e ilegitimidad. Porque si bien se sucedieron gobiernos “electos” en las dos décadas posteriores, la legitimidad en el período se vio opacada en el instante que los portadores del autoritarismo proscribieron constantemente que el partido mayoritario se presentara en las distintas elecciones que se sucedieron.

Sólo a fuerza de fusil pudieron socavar las conquistas de un pueblo que se había organizado para reclamar lo que les pertenecía; porque como sostenía Eva Duarte, “donde hay una necesidad nace un derecho”, y este lema había penetrado en los sectores tradicionalmente postergados, se había hecho carne en un colectivo que portaba la ideología de la liberación, que se había revelado al sometimiento del proyecto oligarca de “una Argentina para pocos”. Sólo a partir del peronismo la ciudadanía se hizo masiva, un esmoquin pasó a valer lo mismo que un overol, de ahí nació el resentimiento de las clases dominantes, que no podían tolerar que las grandes masas se forjaran como actores políticos de una Nación igualitaria, no soportaban que las mayorías populares tuvieran un proyecto político alternativo y lo estuvieran llevando adelante.

Pero ni el bombardeo a Plaza de Mayo, tres meses previos al golpe, el desembarco del 16, los asesinatos de José León Suarez, ni la feroz represión a la huelga en los frigoríficos de Lisandro de la Torre, pudo frenar a un pueblo que se había constituido como sujeto de derechos, que había entendido su lugar histórico en la Argentina. La maravillosa resistencia peronista en las fábricas, casas de estudios, en los barrios y en las calles supo demostrar que había nacido para quedarse, que los hombres pueden perecer, pero las ideas perduran, se trasmiten de generación en generación, no se borra de un plumazo el recuerdo de una década de conquistas sociales.

“Y un día volvimos”, dijo por el 2003 Néstor Kirchner. Un día volvió el pueblo a ganar las calles, un día volvimos a dar batalla por lo que creemos justo, un día volvió la política, las ideas primaron por sobre los intereses mezquinos e individualistas, un día volvimos a cantar el himno e invocar a la patria con orgullo, volvimos a tener dignidad y a ser respetados como pueblo. Un Gobierno elegido democráticamente por y para las grandes mayorías volvió. Volvimos!!

Silvina García Larraburu,

Diputada Nacional.