Un matrimonio de ficción ● ADN

La relación gobierno y el sector pichetista del justicialismo, luego de la crisis de las últimas semanas, preanuncia ingresar en una meseta. A pesar de la riqueza de nuestro lenguaje, parecería que ya no hay más adjetivos calificativos para emplear.  

Los legisladores Ariel Rivero y como siempre Ana Ida Piccinini, sobrepasaron las expectativas. Uno anunciando la fractura del bloque oficialista y la otra –en la misma línea- aclarando que será enemiga del actual gobierno, seguramente recurriendo a sus habituales denuncias, con la complicidad de algunos funcionarios para ventilar expedientes y el apoyo de alguna prensa que es afín a su verborragia.

Al igual que los matrimonios desavenidos queda sólo la ficción. Ambos funcionarán bajo un mismo techo, pero en cuartos separados y proyectos distintos. En realidad divorciados pero juntos, al menos por un mandato.

Queda para adelante –si persiste esta intransigencia- transitar caminos separados y my lejos de la estrategia inicial que los mostraba “juntos y a la par”.

Un sector que reconoce la conducción de Alberto Weretilneck afianzado en la Casa de Gobierno, en Viedma y otro asentado en las oficinas del senador Miguel Pichetto, en Buenos Aires. Un poder en el Frente para la Victoria que se presenta bifronte, o sea que se puede leer de ambos lados.

Carlos Peralta avisó que no habrá recursos ni infraestructura para un nuevo bloque, entonces se habla de un sub bloque que no reconocerá la autoridad de Pedro Pesatti.

Los intendentes se irán alineando de acuerdo a sus convicciones o necesidades, porque necesitan de los dos. En ambos casos hay recursos, promesas de obras y apoyo.

Basta un ejemplo: el acto en el Senado donde Miguel Pichetto, Silvina García Larraburu y los jefes de Vialidad Nacional y de Vialidad de Río Negro, firmaron acuerdos con los intendentes de SAO y Sierra Grande, para la ejecución de obras públicas. Un gesto de poder para la envidia de muchos.

Martín Soria se muestra cauto. Es más, ha dicho que lo avergüenza la pelea y el conventillo. Prefiere estar equidistante e incluso tener la posibilidad de mediar, como se lo pidió Juan Carlos “Chueco” Mazón, operador político del kirchnerismo.

Todo hace pensar que así transitará la política del FpV en Río Negro y cuando llegue el 2015 habrá dos candidatos. Uno del gobierno y otro del PJ.

El peronismo hará lo que más sabe. Llevará la interna al seno de la sociedad para terminar eligiendo entre justicialistas, un panorama que ya muchos analistas prevén para otros ejemplos como el del actual gobernador Daniel Scioli y  el intendente de Tigre Alberto Massa.

Previo a este temerario pronóstico habrá una instancia electoral el año próximo para renovar bancas en el senado y en diputados. ¿Qué podrá suceder? Ni el más osado vidente podría arriesgar un vaticinio. Lo único seguro es que Miguel Pichetto, y por qué no Oscar Albrieu, esperan una reelección, pero ¿habrá otros candidatos?

Por su parte el Partido Justicialista convocará a una reunión para el próximo viernes en Viedma. No se conocen los motivos, pero no se descarta una declaración de apoyo a Pichetto, apoyo que no necesita ya que no está cuestionada su conducción en el justicialismo. Tampoco será para volver a acusar al gobernador de su relación con dirigentes radicales, una denuncia que ha perdido entidad, sin valoración política para medir la marcha del gobierno. Sólo impacto mediático.

Sí será importante evaluar cada presencia en el actual marco de lealtades, sobre todo los ministros y secretarios del gabinete y los funcionarios provinciales.

Un hecho ocurrido en Bariloche al finalizar la semana puede ser una muestra de cómo caminarán ambos sectores del gobierno para construir poder interno.

El intendente de Bariloche Omar Goye, declaró lealtad al senador Pichetto y no dudó en hacer públicas algunas diferencias con Weretilneck y reclamar el pago de aportes para el municipio, a la vez que dudosos cambios en el horario de la inauguración de la Fiesta de la Nieve dejaron afuera de los actos al gobernador.

Frente a este cuadro César Miguel, legislador andino invitó a Weretilneck a una reunión de peronista barilochenses, que dicen fue exitosa. Una iniciativa que no se le ocurrió a Jorge Vallaza, titular de la Unidad Básica de Bariloche, que es el ministro de Promoción Social de Río Negro.

Algunos juegan fuerte, otros blandos y existen quienes prefieren pasar agachados.

No hay que perder de vista la especial atención que Weretilneck le dispensa a la ciudad cordillerana. Ha puesto en marcha un plan de seducción, sabe de la importancia del Frente Grande local, busca alianzas con distintos sectores –aún por fuera del municipio- busca el reconocimiento para lo que podría constituir un eje Cipolletti-Bariloche, las dos ciudades con mayor caudal electoral en Río Negro.

El justicialismo rionegrino –o al menos un sector interno- no tolera estar en el gobierno conducido por alguien que no es peronista. Se boicotea aún en el éxito.

Pocos ya leen a Perón. En el libro “Política y Estrategia”, que recopila notas firmadas como Descartes, decía: “En la política como en la estrategia, es menester saber sacrificar los objetivos parciales o secundarios en beneficio de los objetivos comunes y principales”.