Dos pasos para atrás ● Fruticultura Sur

¿Cuánto durará?

En las próximas semanas los chacareros volverán a cobrar dinero aportado por todos los contribuyentes. Pasará la poda y llegará el raleo. Los subsidios ya no estarán y el ciclo recomenzará. En tanto, los problemas estructurales siguen sin resolución.

Lo dijo Cristina el miércoles: “lo que se da a uno es porque lo pone otro”. Se refería a las demandas financieras de la mal administrada provincia de Buenos Aires, pero el sayo bien le cabe al gobernador Alberto Weretilneck, que en uno de sus más regresivos actos de gobierno, decidió transferir al subsidiado sector frutícola nuevos subsidios por al menos 42 millones de pesos adicionales a los ya anunciados, con lo que se sumarán transferencias por más de 80 millones de pesos.

En soledad

Más que nunca vale recordar las que serían las últimas palabras del asesinado gobernador Carlos Soria para los productores. En los últimos días de diciembre de 2011, en la cámara de productores de General Roca y luego de haber concedido un subsidio de 30 millones de pesos, vociferó: “muchachos, basta, este es el último, ahora a trabajar”. Su sucesor no recogió el mandato.

Para muchos de los aspirantes a exégetas, la mente de Weretilneck es insondable. Una aproximación posible es la filosofía existencialista: el hombre no es lo que dice, sino lo que reflejan sus actos. La decisión de desfinanciar al resto de las áreas de la provincia para transferir recursos a la fruticultura fue tomada con independencia de los más altos funcionarios del área. Tanto el ministro de Producción, Juan Manuel Pichetto, como el secretario de Fruticultura, Oscar Rolo, se enteraron del anuncio del pasado lunes en Valle Medio minutos antes de que ocurriera. El gobernador decidió en soledad. Sus interlocutores no fueron los mejores: fruteros rapaces con ases en la manga, ex barrabravas del club Cipolletti devenidos en capataces de chacra y autoconvocados marginales famosos por reclamar contra el gobierno de CFK durante el conflicto por la 125.

Señales

El mismo mandatario que por un lado intenta enviar señales indecisas de austeridad neoliberal recortando aguinaldos a funcionarios o amenazando con reducir vacaciones a docentes, no vaciló en transferir recursos para garantizar que las principales exportadoras frutícolas cuenten con fruta de calidad para un negocio estancado. Si alguien esperaba señales concretas para saber lo que viene ya las tiene. Con la graciosa concesión de fondos públicos a un sector acomodado Weretilneck demostró tres cosas:

1) Qué es “apretable”

Unos pocos tractores en las rutas fueron suficientes para alterar el ánimo del gobernador. Como a muchos de sus pares a Weretilneck le gustan las encuestas. Según estas, su imagen pública está en crecimiento desde que asumió. Al parecer, los rionegrinos extrañan al gobernador que votaron, pero no están disconformes con su heredero forzoso.

Weretilneck confía en el crecimiento de su imagen pública. Cree que ello le permitirá, en pocos meses, iniciar “su verdadero gobierno” y terminar definitivamente con el de Carlos Soria, quien le dejó un gabinete desparejo en el que no confía.

Y mientras él crece en las encuestas el peronismo provincial no reencuentra su norte. Tener a los chacareros reclamando, por ejemplo cortando las rutas en plenas vacaciones de invierno, puede ser disfuncional a su proyecto. Lo mejor es seguir subsidiando y esperar. Sin embargo, la señal de concesión envalentonó a la podrida Federación de Productores.

Tras la “oferta” de más subsidios indiscriminados, los representantes que los chacareros supieron conseguir “aceptaron” el regalo, pero se dieron el lujo de emplazar a la provincia. Incluso dos cámaras votaron en contra de aceptar la oferta. No sería mala idea, en consecuencia, no subsidiar a las que no aceptaron. Cualquiera sea el caso, para el empresario Jorge Figueroa y sus secuaces haberle arrancado otros 42 millones de pesos a la provincia es indudablemente un éxito de gestión y una señal de que el apriete, por tibio que sea, da sus frutos.

 

2) Que privilegia lo coyuntural por sobre lo estructural

 El tema ya fue tratado hasta el hartazgo. La fruticultura del Alto Valle tiene un problema estructural. Librada a la conducción de las empresas permanece estancada desde hace tres décadas.

la única alternativa para retomar el crecimiento es recuperar la rentabilidad del productor primario independiente sin necesidad de aportes directos del Estado. Crear las condiciones institucionales para que invertir en la producción en las chacras sea negocio sin ser productor integrado.

Esto sólo se logra con mercados transparentes, contratos de compraventa obligatorios y vías alternativas de comercialización para la fruta de menor calidad. El precio que las comercializadoras no pagan por la fruta no puede ser puesto por el Estado vía subsidios. Una actividad económica puede ser subsidiada circunstancialmente, pero no permanentemente.

No es verdad que si le va bien a las empresas le va bien al circuito. Los subsidios permanentes sólo sirven para que los comercializadores no paguen por la futa lo que tienen que pagar; total lo pone el Estado. Cambiar la fruticultura es cambiar la forma en que el radicalismo gobernó el circuito en los últimos 30 años. Si no se cambia esta forma de conducción el circuito seguirá achicándose, los productores cayendo y sólo unos pocos enriqueciéndose a costa del conjunto de la sociedad. No se cambia el statu quo sin enfrentar a los poderes establecidos.

Esta es la función de una política transformadora. Si la democracia es el gobierno de las mayorías sobre las minorías, una política económica democrática no es la que se limita a acompañar los intereses de las minorías. Continuar subsidiando es una señal de que no se quieren abordar los problemas estructurales. Haber corrido al radicalismo del poder después de tres décadas debería servir para algo más que para seguir haciendo lo mismo con otras caras.

3) Que no le importan los lineamientos del gobierno nacional para la economía regional

 La decisión del gobierno rionegrino también cayó como un balde de agua fría en Buenos Aires, donde el clima quedó enrarecido. Luego de idas y vueltas, aportes millonarios y políticas erradas del Ministerio de Agricultura, como la construcción de frigoríficos para falsas cooperativas, el gobierno nacional, en especial tras la llegada de Axel Kicillof al Ministerio de Economía, identificó finalmente los problemas reales de las economías regionales: la distribución de la renta generada a su interior y la destructiva apropiación de la rentabilidad primaria.

Por eso, cuando funcionarios provinciales del más alto nivel, incluido el gobernador, viajaron a solicitar medidas que sólo beneficiaban a los empresarios, como devaluaciones monetarias por la vía de la disminución de retenciones, aumentos de reintegros y reembolsos, o devaluación fiscal, no hubo nuevas concesiones como en 2008. El mensaje, publicado en su momento, fue: “no hay más recursos para que se los queden siempre los mismos y no producir ningún cambio”. El punto crítico del presente es que frente al cierre del grifo de Nación, la provincia decidió hacer las cosas exclusivamente con recursos propios. El problema, como informó el propio gobernador, es que no sólo se pondrán nuevamente en rojo las cuentas provinciales y se desfinanciarán otras áreas, sino que además se avanza a contramano de Nación.

El tiempo no para

En las próximas semanas los chacareros cobrarán los subsidios. Pasará la poda y llegará el raleo. Los subsidios ya no estarán y el ciclo recomenzará. Nuevamente las protestas, las presiones, los tractores en las rutas. El llanto por la “crisis” permanente, el hartazgo del resto de la sociedad. La demanda de que el Estado vuelva a poner el dinero de todos los contribuyentes para que un grupo de productores sigan funcionando como agentes de transferencia de recursos para las comercializadoras. En pocas palabras, otra vez el Estado Hood Robin mientras los problemas estructurales continúan sin resolución.

 

FUENTE: FRUTICULTURA SUR