Prensa y poder ● ADN

Hoy se celebra el Día del Periodista, en homenaje a la Gaceta de Buenos Aires, dirigida por Mariano Moreno y fundada por la Primera Junta de Gobierno bajo el lema “El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes”.

Moreno, uno de los mayores próceres nacionales, no guió su periódico en la ilusoria objetividad e independencia. Expresaba, al igual que Manuel Alberti, Manuel Belgrano y Juan José Castelli, sobre sus ideas políticas y sus pensamientos. No era neutro en sus opiniones.

El periodismo argentino, como en la mayoría de los países de América nació partidista y militante. La historia del periodismo nacional es la contra cara del marketing de la prensa objetiva e independiente, una falacia con una importante dosis de hipocresía, nacida en el enfrentamiento Este-Oeste durante la guerra fría.

Una rápida recorrida por nuestra historia nos hace ver que en 1839 Sarmiento publica el primer número de El Zonda, donde se reiteran los ataques y críticas a Juan Manuel de Rosas, quien a su vez tenía en la Gaceta Mercantil y el Diario de la Tarde, entre otros, como medios oficiales en contra de los unitarios.

El diario La Prensa, fundado por José Clemente Paz, en 1869, fue la expresión del liberalismo económico.

La Nación nació en 1870, por Bartolomé Mitre, dos años después de haber dejado la Presidencia de la Nación, como expresión conservadora y vocero de la iglesia católica, las fuerzas armadas y los grandes productores agropecuarios.

Los medios de comunicación expresan ideas y pensamientos propios. La objetividad es tan utópica como la independencia o la neutralidad. Existe el periodismo que es opositor por convicción y se convierte en un luchador de ideales.

Hay un modelo predominante que es el de la presunta objetividad y equilibrio de la prensa norteamericana. Para dimensionar la crisis de este modelo basta con analizar el comportamiento de los medios estadounidense en las invasiones a Irán, Irak. Afganistán, el norte de África y su ingerencia en los golpes de Estados en América Latina y el tercer mundo.

En nuestro país sobran ejemplos de compromisos políticos y económicos de la llamada prensa objetiva e independiente y siempre dependiente de la publicidad oficial o los favores del poder.

Clarín, fundado el 28 de agosto de 1945, por Roberto Noble, fue expresión del movimiento desarrollista liderado por Frondizi-Frigerio.

Juan Domingo Perón tuvo como prensa oficial a Democracia y La Razón, por nombrar a los más conocidos. En 1973 Mayoría tuvo vinculación con José López Rega, con una línea política que siguió luego Convicción, que respondía al genocida Emilio Massera.

También Montoneros tuvo en Noticias y El Descamisado sus vías de expresión y el ERP-PRT a El Mundo y La Calle.

La clase política no resistió nunca a la tentación de tener su medio de comunicación, incluso cuando algún dirigente alcanza ese sueño dorado actúa de la misma manera que siempre criticó.

A los gobiernos les resulta difícil su relación con la prensa, porque siempre están convencidos que hacen las cosas bien y entonces su defensa es la acusación de campañas desestabilizadoras, presiones a los periodistas y el recorte de la publicidad, porque la “piedra en el zapato” molesta.

La tesis de la objetividad convirtió a lo periodistas en reproductores del mensaje intencionado de sus fuentes e instrumento de la manipulación política. Dos opiniones contrarias no generan equilibrio, generan incertidumbre, por eso los periodistas tienen la responsabilidad ética de distanciarse de sus fuentes, con capacidad de análisis y de síntesis.

Roberto Pombo, director de El Universal de México, dijo una vez que “los periodistas tomamos demasiados tragos con los políticos”.

García Márquez sostiene que todo el periodismo debe ser investigativo y no quedar atrapado en las fuentes porque nadie dice la verdad y todos tienen algo que ocultar, siempre hay que dudar de todo. Siempre habrá un llamado para cuestionar algo publicado o para sugerir el tratamiento de algún tema e incluso como hacerlo.

Esto hace al periodismo parte del poder, una situación peligrosa que exige convertirse en contralor externo y no cómplice.

Sobre lo expuesto Lula Da Silva señaló que “noticia es todo aquello queremos esconder. Lo demás es propaganda”.

No es bueno que los medios se crean un superpoder y que pretenda sustituir a otros poderes, al contrario deben ser críticos del poder y de todos los poderes: económicos, financieros, judicial, legislativo, municipal, de los partidos políticos, de las instituciones que viven financiadas por el Estado y otros.

En este contexto el único refugio que queda es la calidad profesional.

En el Día del Periodista la mejor reflexión es entonces valorar a los trabajadores de prensa. Los asalariados que dependen del humor y el compromiso político y económico de sus patrones, porque siempre son la variable del ajuste. Su compromiso con la verdad y la noticia es lo único perdurable.