El valor de la gestión ● ADN

El discurso de la campaña electoral siempre es desafiante, atrayente y se permite verdades a medias. Se trata de atrapar al votante no sólo desde las virtudes y propuestas propias sino desde los defectos y errores del adversario.

Las expectativas de cumplimiento de la plataforma electoral y los anuncios en las tribunas públicas nunca llegan, en el mejor de los casos, al cincuenta por ciento. Este es un argumento muy utilizado cuando se defienden las reelecciones, buscando mayores plazos para concretar proyectos truncos.

El paso de convertirse en oficialista, desde la oposición, siempre es traumático. Cuando se disipan las burbujas de la euforia y llega la hora de la verdad, comienzan las dificultades. Armar el equipo, designar colaboradores, bucear en los argumentos técnicos que respalden proyectos ambiciosos y sobre todo poner la cabeza de cada funcionario en la gestión, sobre todo cuando existe desconocimiento y inexperiencia. No saber de que se trata la administración es letal.

Qué es la gestión: llevar adelante las acciones necesarias para que las cosas funcionen y generar procesos que trasformen la realidad.

En este punto está hoy el gobierno provincial a pesar de haber transcurrido seis meses de que se hiciera cargo Alberto Weretilneck. Hemos dicho en este espacio, muchas veces, que el problema fundamental es la falta de coherencia en el equipo gubernamental.

No puede haber compartimentos estancos que respondan a distintos jefes. Sin mencionar el aspecto ideológico porque este gobierno es una argamasa que contiene a la derecha, centro e izquierda.

El gobernador, como todo político que viene de la administración municipal, es un hacedor, un pragmático y atiende con el mismo ahínco al cordón cuneta como a las estrategias económicas financieras de la provincia.

Weretilneck necesita acompañamiento en la gestión. Requiere de colaboradores que ejecuten y que no le mientan cuando debe hacer anuncios o prometer a futuro.

Un lugar clave es la secretaría General. Es el ministro coordinador, un funcionario que conoce cada vericueto de la administración, “cuevas” claves, que lleva la agenda oficial al milímetro, una persona que cuando habla todos interpretan que lo hace en nombre del gobernador.

Julián Goinhex, no es nada de eso. Todo lo contrario, falta a la verdad, incapaz, desconoce la administración, no sabe como funciona la burocracia, maltratador y encima él mismo se dice la reencarnación de Carlos Soria.

La secretaría General tuvo fallas en el asesoramiento al gobernador, como la designación de funcionarios colaboradores de gobiernos militares, la manipulación de datos que fueron parte de un decreto, el ocultamiento de información y otros errores que finalmente pagó el propio Weretilneck.

Para ese cargo, que pronto dejará el roquense sorista, se menciona con mucha fuerza a Claudio Di Tella, quien fue secretario de Gobierno de la administración municipal de Weretilneck, conoce la administración y al gobernador, tiene experiencia y no tiene rencores. El otro nombre mencionado es el de Elbi Cides, un viejo colaborador bien conceptuado por AW, a pesar de la estela de mediocridad que dejó  su paso en el Parlamento provincial.

Weretilneck tiene su estilo, recorre la provincia anunciando obras que en algún momento tendrá que ejecutar e inaugurar y en esto siente la soledad del poder.

En Obras Públicas le hicieron anunciar que el ciclo lectivo comenzaba sin problemas en las escuelas. Mentiras hoy se conoce oficialmente el listado de colegios sin calefacción, problemas en los sanitarios, suministro de agua, deterioro en ventanas y puertas y otros inconvenientes.

Anunció en la COTEP que se analizará la situación particular de cada ministerio y organismo para reordenar el Estado. Hay morosidad en los plazos, muchas dependencias no hay terminado su organigrama y a fin de mes vence el plazo de contrato de más de 3.000 empleados.

Qué sucederá. UPCN es optimista mientras que también circulan otras opiniones más preocupantes. Con seguridad habrá un firme cerrojo al ingreso de empleados, con las excepciones que finalmente se convierten en las hendijas por donde se filtran los compromisos políticos.

La política de seguridad anunciada en la campaña por Carlos Soria fue pura declamación y con golpes efectistas que no merecían seriedad para quienes conocen a la policía rionegrina, la burocracia administrativa y como se mueve el delito.

Weretilneck movió sus piezas y pactó con César Chao Monzón su salida de la secretaría de Seguridad. Falta el retiro del titular del Servicio Penitenciario.

Paso siguiente habló con su compañera del Frente Grande, Nilda Garré y anunció el retorno de Miguel Bermejo a la administración rionegrina. Un peronista que trae lo que el gobierno necesita, gestión y conocimiento. También algunos cuestionamientos, sobre todo desde el PJ y más precisamente desde la Unidad Básica de Viedma, donde recordaron su paso por el gobierno radical y a su colaborador ex agente de la SIDE, Carlos Lorenzatti, denunciado por la diputada justicialista Susana Dieguez.

El lunes habrá un nuevo gesto del gobierno nacional para Alberto Weretilneck. La ministra de Seguridad estará en la asunción de Bermejo y presidirá en Viedma una reunión del área con representante de la región sur del país. Un mensaje nada despreciable para un secretario que seguramente terminará siendo ministro.

Habrá más cambios. Una necesidad del gobierno para ajustar la gestión. A Julián Goinhex le están buscando un lugar que amortigüe el golpe de su desplazamiento, no es fácil y puede ser que recale en el directorio de Canal 10; hay otras áreas  donde hay  cuestionamientos  y  existen espacios para completar en Obras Públicas y así, de a poco, se irá conformando una nueva estructura gubernamental más acorde a lo que exige su conductor.

Un ejemplo es Horizonte, donde Juan Huentelaf no dejó nada a su paso, sólo autoritarismo y confusión. Un contador que no conoce el negocio del seguro y que pensó que evocando a Soria solucionaba los problemas. Ahora está Leandro López, hombre del gobernador, que ha dicho con claridad que para la empresa lo primero es el lucro y sabe del manejo empresario. Quiere una compañía que gane dinero, sin fundamentalismo político.

Estos cambios están pegando duro en el justicialismo, columna vertebral del Frente para la Victoria. Un ejemplo es el hervidero en la Unidad Básica de Viedma, que salvo Alberto Meschini, no logró colocar a nadie en estos movimientos de piezas. Si antes el peronismo viedmense venía juntando bronca con el mismo Soria, ahora está que trina.

En el gobierno se conjugan la política, los objetivos y la gestión, pilares para la construcción del poder real que hoy busca consolidar Alberto Weretilneck. Venció el temor, produjo cambios y todo sigue igual, cauteloso y prejuicioso con el equilibrio político interno, tiene como objetivo avanzar, porque ya no queda espacio para descargar culpas en espaldas ajenas.